En los últimos días las redes sociales se han inundado de noticias, memes y comentarios referentes a las excentricidades de Jenny Ambuila, la hija de un funcionario de la Dian en Buenaventura que fue capturado presuntamente por favorecer el paso de mercancía de contrabando en el puerto.
Lo increíble en este caso es que el delito cometido por Ambuila pasó a un segundo plano, es más, no se le ha dado mayor importancia al hecho de que se estaban gastando los recursos de la nación. Aquí lo que la sociedad realmente condena es la apariencia física de Jenny Ambuila.
Al leer los comentarios y publicaciones en redes sociales es claro que lo que le molesta a la sociedad es el hecho de que una mujer negra y que no cumple con los estándares de belleza impuestos se haya dado esa vida. Muchos se atreven a decir que por qué no se operó la cara con tanta plata. Lo paradójico es que esos mismos son los que cuando una mujer se hace una cirugía y el tema se complica dicen: "eso le pasó por no aceptarse como es”.
Muchas personas insisten en que Colombia el racismo no existe, pero entonces cómo explican estos comentarios: "demasiado carro para un pedazo de carbón", "cuando sales del Pacífico pero el Pacífico no sale de ti", "un negro en ese carro siempre será sospechoso" o "por qué no se operó la jeta del Pacífico que tiene". Cabe anotar que pasé por alto los comentarios más grotescos porque no me pareció prudente replicarlos.
Lo curioso es que es estas expresiones vienen de personas que tampoco encajan esos estándares de belleza, así como la mayoría de los seres humanos.
Este caso demuestra que a los colombianos poco o nada nos importa la corrupción, para nosotros es más grave que una mujer que no es "bonita" y además es negra se dé "vida de blanca" como también dijo otro ciudadano de bien en las redes sociales.
Es importante hacer claridad en que no defiendo ni defenderé los delitos de ningún ser humano, pero a los Ambuila hay que condenarles el delito, no que sean bonitos o feos, negros o blancos.
Este caso mostró lo peor de los colombianos: la envidia, el racismo y la doble moral que están latentes en esta sociedad que juzga duramente la apariencia física y el origen de las personas, pero es pasiva ante los casos de corrupción.