En Colombia no gusta ni el fútbol ni el rock. Son dos disciplinas que requieren cierto esfuerzo intelectual. Los dos necesitan del manejo de férreos conceptos. Acá hay un poco de gente que se emborracha cada vez que juega Colombia y tiene en las cada vez más raras victorias de la selección un pretexto para ser feliz por un momento. Parte de ese nivel de desconocimiento del colombiano promedio con el fútbol se lo debe a la poca educación que ha recibido por parte de los medios.
No existe peor rosca que la del periodismo deportivo en Colombia. Son los mismos viejitos desde La Polemica a comienzos de los ochenta (Tú no sabio Hernán Peláez, Tú jamás) que viven en sus eternas discusiones y peleas regionales, fanáticos de grito y pola, carente de cualquier tipo de elegancia y erudición. Hay gente estudiosa como Carlos Antonio Vélez pero tiende a tramar demasiado con sus conceptos completamente enredados que siguen descrestando a los incautos.
En ese sentido ha sido maravilloso que Caracol confíe en Rafael Dudamel, un sabio del fútbol, un tipo de la entraña de equipos tan emblemáticos nacionales como el Deportivo Cali que fue subcampeón de la Libertadores 1999. Dudamel, además de ser un gran arquero se convirtió en un referente del fútbol venezolano llevando a su selección sub 20 a un histórico segundo lugar en el mundial de la categoría del 2018. Es un técnico que ha estado en Brasil, que viene de dirigir en el mejor equipo de Chile y que tiene un futuro enorme como entrenador.
Y ahí es donde marca diferencia con Carlos Antonio Velez, su secreto como técnico es la capacidad de comunicación, de transmitirle una idea a un jugador, así mismo hace Rafael Dudamel con sus televidentes y nosotros quedamos llenos, plenos y aprendemos. Ojalá la xenofobia que impera en redes sociales con sus mas que asquerosos comentarios no influya en las decisiones de Caracol y lo quitan para meter a cualquier Norberto Peluffo chovinista. Gracias a Rafa sabemos un poquito más de fútbol.