Desde que el Valle del Cauca fue constituido como departamento, en 1910, ni un solo hijo de estas tierras ha llegado a la Presidencia de la República.
En cambio, en estos 114 años, cinco antioqueños han accedido a la Primera Magistratura: Carlos E Restrepo (1910-1914), Marco Fidel Suárez (1918-1921), Mariano Ospina Pérez (1946-1950), Belisario Betancur (1982-1986) y Álvaro Uribe Vélez (2002-2010).
Esa es una de las razones que explica el rezago que el Valle tiene frente a Antioquia y, en especial, el que Cali tiene frente a Medellín. Colombia es un país donde el presidente tiene mucho poder y es apenas natural que quien ocupa este cargo le preste especial atención a la región de la cual proviene, por razones de sangre y de votos.
Para citar un solo ejemplo, Medellín tiene metro gracias a que Belisario Betancur, cuando era presidente, decidió que la capital de Antioquia debía ser la primera ciudad del país en tener ese sistema de transporte masivo. Determinación bastante caprichosa por cuanto era claro que Bogotá, por tamaño e importancia, necesitaba mucho más de un metro que Medellín. Pero el que manda, manda aunque mande mal.
El fortalecimiento de EPM, la construcción del aeropuerto de Rio Negro, el túnel de oriente son algunas de los otros logros que Antioquia ha tenido gracias a que un paisa estaba en la Presidencia.
Al Valle del Cauca, sin duda, le ha faltado tener ese empujón que puede dar un mandatario nacional para materializar proyectos como la carretera Mulaló/Loboguerrero, la terminación de la doble calzada a Buenaventura, la profundización del canal de acceso al puerto de Buenaventura, el tren de Cercanías etc.
Ese panorama puede cambiar en el 2026, pues por primera vez en muchos años la baraja de posibles candidatos a la Presidencia oriundos del Valle, está muy nutrida.
Comencemos por María Fernanda Cabal, quien aspira a ser candidata por su partido el Centro Democrático. La senadora de origen bugueño ha ganado mucho protagonismo en los últimos dos años, como férrea crítica del Gobierno de Gustavo Petro. Su problema es que muchos la ven como una candidata de extrema derecha y si bien sus seguidores son incondicionales, le puede costar trabajo conseguir votos en otras franjas.
Eso en condiciones normales. Pero con la hecatombe que ha representado el gobierno Petro no sería raro que muchos colombianos buscaran una opción radicalmente opuesta a la que representa el actual mandatario. Y, sin duda, quien más encarna esa opción es María Fernanda. Con lo cual esta puede ser la hora propicia para una aspiración presidencial de la congresista uribista.
El contendor de María Fernanda podría ser perfectamente Alexander López, quien acaba de ser designado director de Planeación Nacional, y de seguro le va a sacar réditos políticos a ese cargo
El contendor de María Fernanda podría ser perfectamente Alexander López, quien acaba de ser designado director de Planeación Nacional. Alexánder, que de tonto no tiene un pelo, de seguro le va a sacar réditos políticos a ese cargo. Lo cual no le va a resultar muy difícil, dados los cuantiosos recursos que maneja Planeación.
Además, la lealtad del exsenador vallecaucano con Petro es incuestionable. Y, de sobrepeso, en ese zoológico que conforman los petristas pura sangre, Alexander es uno de los más aterrizados y sensatos. Al lado de la Corcho, de Benedetti y de Bolívar, Alexander es Churchill. Por todas estas razones no sería raro que el presidente lo escogiera para ungirlo como su candidato para los comicios del 2026.
Pero además de estos muy probables aspirantes han surgido otros nombres de vallecaucanos que podrían participar en la contienda del 2026. Uno de ellos es el exalcalde Maurice Armitage, quien podría constituir un fenómeno similar al que representó Rodolo Hernández en el 2022. Armitage ha sido un empresario muy exitoso, con una enorme sensibilidad social y es dueño de un carisma muy particular que le permite conectar fácilmente con la gente. Es un tipo desabrochado y espontáneo que cae bien.
Además, a diferencia de Hernández no tiene deudas pendientes con la justicia y tiene toda la autoridad para hablar contra la corrupción. Un empresario exitoso, pragmático y carismático sería una alternativa interesante para un electorado hastiado con un presidente ideologizado, enemigo de la empresa privada y pésimo administrador.
Y el cuarto vallecaucano que podría estar jugando en los comicios del 2026 es Wilson Ruiz. Wilson es un hombre ponderado, de un perfil muy académico y alejado de cualquier radicalismo. Su apoyo fue clave para que Alejandro Eder llegara a la Alcaldía de Cali y fue un ministro de Justicia serio, que cumplió una gran labor en uno de los mayores problemas que afronta la seguridad en el país: la congestión carcelaria. Tiene una gran acogida en sectores estudiantiles de Cali y podría lograr lo mismo a nivel nacional porque sabe llegarle a los alumnos. Además es un jurista muy respetado.
Una congresista de derecha, un exsindicalista de izquierda, un empresario carismático y un reputado abogado. Esas son las opciones que el Valle del Cauca tiene para ofrecerle al país. ¿Será que en el 2026 esta región por fin llega al poder?