Álvaro Uribe Vélez es el político más astuto que tiene Colombia, sin la menor duda. Es una lástima que sus habilidades no hayan servido para lo que más necesita esta sociedad que es la reconciliación, sino que, por el contrario, es el mayor jefe del odio, de la polarización que puede ser el elemento que generaría la nueva serie de guerras dentro de nuestra sociedad. Ha logrado, además, convocar una mezcla de personalidades dentro de su partido político que van desde una persona valiosa que pocos entendemos que siga con él como Iván Duque hasta personajes tan insólitos como Paloma Valencia y María Fernanda Cabal. Además, todos siguen "lo que diga Uribe" como si en vez de partido estuvieran bajo el mando del líder de la secta. Por ello no es fácil creer que hay algo inocente o espontáneo en las declaraciones de sus cercanos seguidores.
Con seguridad, probablemente sin que sea tan obvio para algunos, todos sus alfiles están planteando ante el país un juego que le es funcional a los objetivos de Uribe. Iván, a quien personalmente quisiera ver en otras ligas, hace el papel de lo que es, el inteligente, el ponderado, el juicioso. Paloma está ahí, con sus discursos en el tono destemplado de sus ancestros, para recordarle al país que tiempos pasados fueron mejores, cuando los indígenas eran solo eso y no ciudadanos como cualquier colombiano con todos los derechos que consagra la Constitución de 1991.
Pero el papel de la señora Cabal es mucho más complejo. En medio de las muchas barbaridades que ha dicho, imperdonables en alguien que pasó por la Universidad, además de los Andes, ahora le asignaron sin duda un papel que es el menos inocente de todos: cambiar la historia de Colombia de manera que todo lo malo sea culpa de la izquierda o mejor del comunismo. No es sino encontrarse con alguien de ese sector privilegiado que ha manejado el país a sus anchas, para entender el impacto que declaraciones como las últimas de la representante Cabal, causan en quienes siguen viviendo en el siglo pasado y ven el comunismo como el diablo.
A la señora Cabal le asignaron ahora un papel que no es inocente:
cambiar la historia de Colombia
de manera que todo lo malo sea culpa de la izquierda o mejor del comunismo
Puede que desconocer que ya no existe la Unión Soviética sea producto de su desinformación, pero lo de las Bananeras es mucho más de fondo. Ahora que contra viento y marea la paz avanza en Colombia y las Farc son un partido político, Uribe lo que necesita es resucitar el "monstruo" del comunismo, para que esa élite colombiana muera de pánico y lo identifique a él como su salvación. ¿No es eso precisamente lo que se busca con el anuncio de la llegada del castrochavismo? Pero si se puede volver a escribir la historia del país demostrando que todo ha sido manipulado por una izquierda mentirosa, los beneficios para este sector político de extrema derecha en vísperas de una elección presidencial, son infinitos.
Así como se debe reconocer la astucia camaleónica del expresidente Uribe, no es posible aceptar que la representante Cabal sea simplemente ignorante y boba. No nos equivoquemos porque si sus salidas, que muchos consideran en falso, le molestaran a Uribe, ya la habría despachado en medio de incienso como ha hecho con Óscar Iván Zuluaga.
Cómo serán los privilegios que han recibido del Estado a través de su historia, las élites económicas del país, que con tal de no perderlos apoyan a quienes los asustan con fantasmas inexistentes. La prueba de que el Estado colombiano ha estado a favor de sectores privilegiados, es que grupos supuestamente bien informados se han dejado convencer con argumentos que fácilmente se caen de su peso. Esto para afirmar que no solo queda mal la representante Cabal sino el sector privado que sigue todo lo que dicen los alfiles del expresidente Uribe.
E-mail [email protected]
“Así como se debe reconocer la astucia camaleónica del expresidente Uribe, no es posible aceptar que la representante Cabal sea simplemente ignorante y