José Montoya se enteró de la convocatoria de MasterChef por una tía que lo animó a enviar su video al canal RCN. Lo hizo para complacerla, sabía que sería vano, había visto realities de cocina y el primero en Colombia escogería a participantes chefs o profesionales en gastronomía nacional e internacional. No era su caso, la vida no había sido fácil, las necesidades abundaban y oportunidades escaseaban. José era carpintero, luchaba para llegar sin deudas a final de mes y mantener a su familia. Habían épocas en las que no le salia trabajo y solo podía comer huevo y arroz.
Nunca imaginó que RCN lo llamaría, de miles aspirantes fue de los pocos afortunados que logró entrar al primer reality de cocina de Colombia. Con su sencillez, frescura y gran carácter se ganó un espacio en el corazón de los televidentes. Sin duda, se convirtió en el concursante favorito de la primera temporada. José no se dejó amedrantar por las duras críticas de los jurados, su talento era mayor que saber sobre la gastronomía del Mediterráneo. Sin embargo, José fue eliminado, una vez más, salió a la calle con una mano atrás y otra adelante. A pesar de su fama, su futuro era incierto. Perdió tres meses de su vida, el pago que le dio el canal no fue nada en comparación con el tiempo que le había dedicado al reality. Decidido a hacer su propio negocio y sin importarle si tenía que endeudarse para ello, José tenía claro solo una cosa: quería un restaurante sin distinción social, una comida que uniera a todos, que fueran desde los más rico a los más pobres.
La pizza fue la mejor opción, era sencilla de elaborar y tenía una amplia demanda. Hoy, José es el único participante de MasterChef que triunfó con su restaurante La Martina Trattoria, la mejor pizzería de Bogotá, esta es su historia: