¿Recuerdan aquello de “te quitás esa camiseta o te pelamos”?, ¿el incidente aquel en el que un joven iba a ser arrojado desde lo alto de una estación del Metro por estar en desacuerdo con las políticas gurreristas de Uribe? Y es que en Medellín los mensajes “cariñositos” y “tiernos” del patrón calan. En este sentido el “señor” Uribe es un irresponsable que usa su cuenta de Twitter como si fuera un revolver. El logotipo de su cuenta debería ser un pajarraco siniestro tipo ave de rapiña y no ese pajarito azul y angelical. De hecho, el patrón es un buitre que se alimenta de la muerte, de la guerra, del miedo… y bueno, también de la eterna imbecilidad de muchos, afortunadamente cada vez menos, que todavía le creen.
El país fue testigo de que se la sentenció a Daniel Quintero, candidato a la alcaldía de Medellín. Pero como nuestro oscuro patriarca va de mal en peor, lo que hizo fue disparar la popularidad del hombre señalado por su dedo inquisidor. En otras palabras, su santísimo trino en el que exhibe a Daniel Quintero como agente de Petro y donde da a entender que no voten por él es algo así como decirle a su fanaticada de Medallo lo que todos intuimos pero que nadie se atreve a denunciar.
Señor extranjero, estimado gringo, desprevenido europeo, voy a explicarles esa metáfora: en Medellín simpatizar con las ideas de Gustavo Petro, de la Colombia Humana, con cualquier cosa que tenga el más leve tufillo a izquierda, incluso con cualquier pensamiento contrario al del patrón de esa ciudad es un peligro inminente. Es algo así como un estigma, una forma de segregación que te convierte en un hombre o mujer valiente entre paisanos enfermos de ese odio e intolerancia que el jefe les inyectó. Yo no sé qué van a hacer mis paisanos furibistas cuando el patrón ascienda a los cielos o cuando el sanedrín lo llame a juicio y lo condene. Se me ocurre que habrá un suicidio colectivo, una especie de hazaña digna de figurar en el Guinness World Records, gracias a la masiva inmolación de adoradores de un falso dios.
En Medellín si no sos uribista te morís. Qué sé yo, de melancolía, de soledad, de miedo o represión; pero te morís. Señor extranjero, usted, honorable juez de la Corte Penal Internacional, ¿ahora sí entendió la metáfora? Tarea para los muy sabios y entendidos uribistas, busquen el significado de la palabra metáfora, porque el diccionario de ustedes consta si acaso de 500 vocablos, si hacen la tarea ya serán 501.
