Si no ocurre algo extraordinario, el Pacto Histórico (PH), léase Petro, obtendrá entre 20 y 25 senadores el próximo 13 de marzo, según las encuestas y las manifestaciones en las plazas. El PH puede duplicar, en la consulta de las coaliciones, al segundo en la contienda. Entonces el escenario político cambiará completamente en Colombia. Habrá pánico en la derecha y reacomodos en el centro.
Una opción muy plausible, antes de la primera vuelta presidencial el 29 de mayo, es que se alcance un acuerdo programático y de gobernabilidad entre el Partido Liberal, los sectores mayoritarios del centro (Galán, Alejandro Gaviria, la propia Ingrid) y el PH. Pero no tan rápido. En la Cámara de Representante el PH será débil y se constituirá en el refugio de quienes se opondrán a dicho acuerdo.
César Gaviria puede venderle a Petro la idea de que, para ganar en primera vuelta, el Partido Liberal es la garantía de triunfo y en consecuencia, intentará poner las condiciones. Ya está reconociendo que el neoliberalismo tuvo costos sociales irreparables. Si un acuerdo así se consolida, el único que se quedará por fuera es el pantano, es decir, Sergio Fajardo. Y el ingeniero Hernández será el refugio del uribismo. Amanecerá y veremos.
Si no hay acuerdo, habrá segunda vuelta presidencial y entonces todas las opciones quedan abiertas, inclusive la más expedita: el fraude electoral. En la primera vuelta el fraude es más difícil porque habrá cuatro o más jugadores: Petro, Hernández, Fajardo, Fico y tal vez Zuluaga. Digo Fico porque asumo que el uribismo votará por él.
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César Gaviria puede venderle a Petro la idea de que, para ganar en primera vuelta, el Partido Liberal es la garantía de triunfo y en consecuencia, intentará poner las condiciones
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Tengo la convicción de que es más fácil para el PH ganar las elecciones presidenciales que gobernar. La verdadera lucha va a estar a partir del 7 de agosto. Un triunfo del PH, con acuerdo ampliado o en solitario, significa iniciar sin descanso un proceso de transición política e institucional que en Colombia ha sido históricamente frustrado, a sangre y fuego.
La posibilidad de un acuerdo de gobernabilidad democrática para la transición –y ganar en primera vuelta– puede basarse en los modelos políticos recientemente adoptados en Alemania y Chile, con algunos ajustes. Veamos.
En Alemania, para suceder a Ángela Merkel se requirió armar una coalición variopinta sin precedentes, encabezada por el Canciller Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata (SPD), el Partido Verde y hasta el Partido Liberal (que en Alemania sí es liberal, no como en Colombia). La base programática del acuerdo se denominó “Alianza por la Libertad, la Justicia y la Sostenibilidad”. Según Ortiz Olaya, entre los aspectos programáticos acordados quedaron “el alza del salario mínimo, la construcción de viviendas, medidas para frenar el alza de los precios, no subir los impuestos, frenar la deuda y darles un marcado impulso a las energías renovables eliminando el carbón como fuente de generación de energía para el año 2030”. Y para ejecutar el programa los ministerios se distribuyeron así: “los socialdemócratas con Interior, Vivienda, Sanidad, Trabajo y Asuntos Sociales, Defensa, Cooperación Económica y Desarrollo y la Cancillería; los Verdes lideran los ministerios de Economía y Clima, Exteriores, Familia, Medio Ambiente, Alimentación y Agricultura; finalmente, los Liberales tienen el Ministerio de Finanzas, el de Transporte, el de Justicia y Educación e Investigación”.
En Chile, Gabriel Boric, que tampoco la tiene fácil porque su agrupamiento no hace mayoría en el Congreso, constituyó un gobierno más allá de su núcleo partidario. La base programática es de claro sello socialdemócrata: no amenaza a la empresa privada, pero entiende que la “racionalidad” de mercado, sin regulación estatal efectiva, conduce a la exclusión y segregación social, y a la destrucción ambiental. Por eso se propone superar el extractivismo, que ha sido la base de la economía neoliberal dominante en Chile desde la época de Pinochet.
Y para ejecutar su programa, Boric constituyó un gabinete de lujo, joven, mayoritariamente femenino y de diversas canteras políticas: Convergencia Social, Partido Socialista, Revolución Democrática, Partido Liberal, Frente Regionalista Verde Social, Partido Radical, Partido Comunista y varios independientes. Por ejemplo, la ministra de la presidencia, Camila Vallejo, es del Partido Comunista; el ministro de Hacienda, Mario Marcel Cullel, independiente, viene de ser presidente del Banco Central; y la ministra de Defensa, Maya Alejandra Fernández Allende, del Partido Socialista, es nieta de Salvador Allende.
En el caso colombiano, de ganar el PH o una coalición más amplia, el acuerdo programático de seguro incluirá los temas prioritarios de equidad social; protección a la industria, la agricultura y la agroindustria nacional; políticas de superación del extractivismo y fomento al desarrollo humano sostenible, incluyendo compromisos de transición energética. Pero, más allá de Alemania y de Chile, deberá incluir compromisos concretos para consolidar la paz, ampliar la democracia y erradicar la corrupción. Y en el gabinete, además de la mujeres y voceros de la población LGTB, deberán estar presente voceros auténticos de los grupos étnicos, de los campesinos y de las regiones excluidas, como la Amazonia, el Pacífico y la Orinoquia. De lo contrario Petro no sería un tsunami.