Se tiene que ser muy imbécil en la vida para querer atribuirse las características del presidente Donald Trump. Por otro lado, es muy posible que a quienes pensemos así, los admiradores del exitoso gobernante americano, les parezcamos también idiotas, retrasados mentales o cosas por el estilo. Porque todo hay que reconocerlo, Donald ha hecho una fortuna, tiene una esposa joven y bonita, ganó las elecciones presidenciales de la primera potencia mundial. En fin, es todo un éxito.
Que lo califiquen de triunfador es algo que halaga el enorme ego de míster Trump y la palabra contraria, perdedor, la usa para denigrar de sus opositores. Tal vez por esto sea necesario revisar lo que cada cual entiende por éxito o fracaso, así sabremos de qué lado estamos.
El tema es particularmente importante cuando se inicia la carrera presidencia en Colombia, donde copiar modelos externos es una tradición. Ya tenemos un voluntario a encarnar el papel del gigante e ignorante caballero, el exprocurador Alejandro Ordóñez.
Poco se le ha escuchado al candidato sobre proyectos para el crecimiento económico del país, o para disminuir la pobreza, la inequidad y las debilidades en salud y educación. Sin embargo, ya hay medios de comunicación abriéndole sus micrófonos para que propague sus ideas en temas como la sexualidad y la libertad personal y, sobre todo, para denigrar de la paz.
Por supuesto, de Ordóñez a Trump hay mucha distancia, tan solo se parecen en su derechismo fanático. Miremos por qué: El exprocurador no ha sido un empresario exitoso, ni ha construido un imperio económico; por el contrario, ha medrado en la burocracia oficial aprovechándose del poder temporal de sus cargos para ayudar a sus amigos y atacar a sus enemigos. Punto es a favor de Trump.
En lo personal, Donald es un dandy,
conquistador de jovencitas arribistas, con múltiples romances.
Ordóñez es todo lo contrario, o por lo menos en apariencia
En lo personal, Donald es un dandy, conquistador de jovencitas arribistas, se ha casado dos veces, pero sus romances han sido múltiples. Ordóñez es todo lo contrario, o por lo menos en apariencia. Tiene un matrimonio estable, funge de buen marido y mejor padre. Este punto no sé a quién atribuírselo; valorar el éxito sexual como positivo o negativo en política, es difícil.
Electoralmente también son muy distintos. Ordóñez ha sido personaje público, pero nunca por voto popular sino por nominación, Trump no conocía el mundo político, era un outsider y por esa razón no se había sometido a elecciones. Al final lo hizo y ganó. Sería un empate técnico por la carencia de experiencia electoral, aunque por razones distintas.
El rabo de paja es algo que debe considerarse en el análisis de nuestro Trump criollo vs el gringo. Ambos tienen una calavera escondida en el armario. Donald, por sus transacciones con la Fundación creada para manejar donaciones sin pagar impuestos y las acusaciones probadas de acoso sexual. Todo esto salió a la luz en la campaña, sin hacerle daño. Ordóñez tiene una destitución por haber comprado su reelección a punta de favores, lo que al parecer tampoco ha logrado detener su aspiración a la presidencia. En esto indudablemente se parecen y faltan otros escándalos por llegar.
Sus convicciones religiosas tienen indudable parecido. Son fanáticos para perseguir a quienes no piensan igual que ellos. Aunque Trump es mejor comunicador que Ordóñez y logró captar la atención de los medios a punta de insultos, desde cuando tenía mínimas cifras en las encuestas. Podría decirse que los micrófonos lo inflaron. El exprocurador no parece tener ese carisma frente a los medios, ni atraer el interés de grandes audiencias, por lo menos por ahora y eso va definitivamente en su contra.
Finalmente, Trump es un independiente que se metió al partido Republicano para obtener su aval, mientras Ordóñez es un conservador de partido, que ahora pretende hacerse el independiente para atraer a su propio partido y al Centro Democrático; aunque nadie le cree su independencia.
En fin, está todavía muy lejos el Savonarolla criollo, quemador de libros y proyecto de fascista, para tener los resultados del presidente americano. ¡Gracias a Dios!
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