Las piedras se crearon en 1961 con el primer banquete del millón, y tiene grabadas por un lado los nombres de todas las personas y empresas que año a año contribuyeron en la construcción de cada uno de los sectores que hoy conforman este barrio, y por el otro seis obras esculpidas por Abelardo Parra.
Al reseñar las obras, Gustavo Adolfo Ortiz S. Director del Museo de Arte Contemporáneo escribió “Este conjunto de estelas con los nombres de los benefactores estaba ubicado en el atrio de la parroquia San Juan Eudes, rodeado de jardines y con un pebetero en cuya base estaba grabada la palabra gratitud, allí se encendía la llama como símbolo que honraba a todos los benefactores; luego se instaló en medio de estas estelas la cruz en forma de “T” en la que fue suspendido el “Cristo desnudo” de Justo Arosemena. Al derrumbar el templo por fallas Geológicas que amenazaban su estabilidad y ponían en peligro la vida de los feligreses se realizó un cerramiento lo que impidió el acceso al público a esta área cercana a la plaza de banderas”.
En la década de los 80 se encomendó a Abelardo Parra, la elaboración de una serie de relieves con diferentes temas alusivos tanto a los sacramentos como al desarrollo social del barrio, las Obras de Misericordia, el Pentecostés, los Sacramentos, y la presencia de Cristo en la vida de los creyentes. También a las dos ciudades en clara alusión al libro de San Agustín; “Así pasa la vida” donde escalón tras escalón se suceden el nacimiento, la infancia, la juventud, la madurez, la vejez y la muerte; otra bella estela es la alusiva a la muerte donde rompe el estilo que venía utilizando en las demás piedras e introduce el uso de los tres cuartos para resaltar los volúmenes tanto de la calavera como de la bestia.
“Manel Flórez era un residente del sector I que al quedarse sin recursos para pagar lo que valía la mensualidad de su casa, le solicitó al padre García Herreros que le dejara vender su obra en la iglesia, en su lugar el padre le propuso que entrenara en el oficio a Abelardo Parra, su hermano Néstor, Carlos Verjan, Gerardo Rodríguez y Leopoldo Torres Gutiérrez” , anota Iván Cano, artista plástico del sector.
Con la demolición del templo por fallas estucturales la iglesia pasó al área que en los comienzos del barrio era el club social y las obras fueron encerradas con latas. “Durante mucho tiempo hemos pedido a la comunidad eudista que habilite el espacio público de manera que integre el área de las esculturas con la plazoleta. Para eso se han hecho varias manifestaciones como la del artista hanonimus que propuso regalar abrelatas a los transeúntes para generar conciencia sobre la necesidad de quitar las latas y dejar las esculturas a la vista del público. “Somos conscientes que el lugar es también el patio de la casa cural y el jardín que da al mausoleo del padre García Herreros, por eso la intervención debe ser cuidadosa respetando también esos espacios. Se ha pensado también en recurrir a los benefactores del banquete del millón cuyos nombres están grabados en las piedras para apoyar económicamente la intervención”, anota Cano.
Mientras las comunidades religiosa y artística se ponen de acuerdo, las Piedras de la Gratitud esperan para ser algún día abiertas al público.
Vea la infografía en http://cculturis.blogspot.com/2014/07/las-piedras-de-la-gratitud.html