El triunfo no solo es de Gustavo Petro, es de Francia Márquez y de los movimientos sociales y partidos que adoptaron un programa y una estrategia común, pese a sus diferencias políticas notables, para enfrentar con éxito a las eternas maquinarias políticas gobernantes, pero muy especialmente es un triunfo del ciudadano de a pie, del colombiano excluído del bienestar.
En Colombia venció la amplitud, esa que fue capaz de unir las voces de viejos y nuevos contradictores que parecían irreconciliables.
El triunfo del Pacto Histórico es un parte de aguas en la historia de Colombia que necesariamente tendrá que comenzar con un Acuerdo Nacional para una gobernabilidad centrada en cumplir con el pueblo colombiano.
Lo que sucedió en Colombia es además un ejemplo a imitar por la oposición venezolana: si ellos lograron unirse en torno a un programa, una estrategia y a un candidato, nosotros también deberíamos hacerlo rápidamente. Podemos y debemos vencer los odios que nos alejan de nuestro objetivo de vencer la dictadura.
Que Colombia nos una con su ejemplo.
¡¡Viva Colombia!!