El triunfo de los miedos: Iván Duque presidente

El triunfo de los miedos: Iván Duque presidente

"Somos seres eminentemente emocionales y altamente susceptibles a los temores, sin diferenciar si estos últimos son naturales o resultado de construcciones artificiales"

Por: Jonathan Zuluaga
junio 18, 2018
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El triunfo de los miedos: Iván Duque presidente
Foto: Leonel Cordero / Las2orillas

Las elecciones presidenciales que se celebraron pasarán a la historia como una de las más controvertidas de los últimos tiempos. De hecho, dicho acontecimiento nos ha entregado muchos elementos que serán material de análisis politológico para un futuro: la resurrección de las encuestas como método para proyectar la intención de los votantes, la debilidad de algunas estructuras políticas para catapultar a sus candidatos, el preponderante voto de opinión que se observó en estas elecciones uninominales, y las narrativas políticas y estrategias de marketing político que resultaron ser más efectivas para uno de los actores (uno de los casos más llamativos).

Sobre esto último, nos referimos específicamente al conjunto de temores que se esparcieron en las pasadas elecciones en contra de un candidato, y es allí donde encontramos el punto de quiebre que le otorgó a Iván Duque la victoria. En el desarrollo del proceso electoral se comenzaban a configurar los antagonismos que observamos en la contienda y quizás el mayor de ellos se evidenció el pasado 17 de junio, donde se definió por medio del denominado ballotage cuál de los dos candidatos accedería a la mayoría simple de los votos válidos.

Desde comienzos de esta contienda política se escuchaba un aturdidor murmullo que decía “necesitamos que Petro pase a segunda vuelta”, una idea muy llamativa, más si se escuchaba de personas pro-uribistas. Sin embargo, es quizás allí, en esa simple expresión, donde se encuentra la compleja estrategia que le permitió a Iván Duque ser presidente. Y como se pudo observar en la toma de decisiones de los colombianos, fue una estrategia que brilló con total éxito.

Algunas de las ideas más exageradas que se implementaron en esta campaña retomaban las estrategias del plebiscito del año 2016, en donde se optimizó al máximo la crisis económica del país vecino Venezuela, para convencer al votante promedio, con capacidad de lectura crítica reducida, de votar en contra de los acuerdos de paz. De esta manera se reencauchó el “castrochavismo”, término que es equivalente al “coco” en la política colombiana. Y la crisis humanitaria de Venezuela se deshumanizó para convertirse en uno de los mayores patrimonios políticos de la campaña de Iván Duque. Además, otro de los elementos principales que pesó en la toma de decisiones se relaciona con uno de los mayores mitos construidos por la clase política colombiana, las guerrillas, y en singular el guerrillero como la personalización de todos los males que han aquejado a Colombia en los últimos años, excusa que ha sido rentable para muchos gobernantes a la hora de justificar sus malas administraciones y de buscar un culpable.

No obstante, hasta aquí no se resumen las herramientas propagandísticas que tuvieron como objetivo influir en la actitud de los votantes, es llamativo también observar cómo en los últimos días se publicaron un sinnúmero de contenidos que de manera profética aseguraban que se expropiaría a todas las personas, temor totalmente infundado, pero magistralmente esparcido, que incluso llegó a generar miedo en personas que viven del salario mínimo y pagan arriendo. Finalmente, una de las más llamativas fue la que se vivió en los últimos días de campaña, en donde aseguraban que Gustavo Petro cerraría todas las iglesias. Afirmaciones sin cabida en mundo realista, pero con alta eficacia política.

Es necesario también tener presente los otros motivos que incentivaron a múltiples votantes a brindar el apoyo al hoy presidente Iván Duque, pero el factor desequilibrante en estas elecciones no se explica en términos racionales, y lo podrán discernir mejor los expertos en marketing político a la hora de discriminar todos los elementos estratégicos que permitieron la victoria del candidato mencionado. Por eso nuestra explicación se concluye en que estas elecciones presidenciales nos brindan un dictamen: somos seres eminentemente emocionales y altamente susceptibles a los temores, sin diferenciar si estos últimos son naturales o resultado de construcciones artificiales.

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