Maestros como Julio Nieto Bernal enseñaron que no hay razón obligada por la que un periodista tenga que ser neutral cuando tenga que opinar sobre una información, pero es pertinente explicar ante los oyentes y lectores de forma clara y franca el porqué de su línea ideológica.
Escucho radio para informarme, pero también para aprender sufriendo. Todos los días bien temprano comienza el suplicio de oír a tribuneros ideologizados que disfrazados de periodistas madrugan a manipular y a enredar a todos con opiniones camufladas de noticias.
Regularmente prefiero Blu Radio, pero también la W y Caracol Radio. Y de alguna forma todos apalean la deontología periodística. Juan Gossaín dijo que lo más detestable de un periodista es transmitir como noticia las opiniones personales. Y esa es la maña de la gran mayoría de los mañaneros “generadores de opinión”. Es difícil que alguno actué distinto.
En periodismo es diferente ser imparcial y ser objetivo. Como periodista creo que desligar la ideología de la información, por ejemplo, la política es imposible. También opino que en la imparcialidad informativa hay niveles, pero no en la objetividad, porque esa en el ejercicio no existe.
Maestros de la comunicación enseñan que el periodista está lejos de ser objetivo porque su trabajo es subjetivo, pero puede ser honesto. Cuando ejercemos periodismo en todo lo que decimos o escribimos está nuestra opinión al menos implícita, porque, por ejemplo, la selección de hechos a comunicar es ya opinión.
Lo grave es la opinión explícita camuflada como información, y aún peor la descontextualización, que es otro tema interesante. Es en estos temas donde cuestiono a Mañanas Blu de Blu Radio, que es la radio que más escucho.
Tengo tristemente claro que el formato que usa su sistema informativo, con un conductor y cuatro o cinco “panelistas” (así se hacen llamar), les da patente para abusar y manipular. Escogen un hecho, “informan”, y al final, si el conductor cree que amerita un “debate” lo hacen. Jamás entrevistan a un especialista en el tema que discuten, ya que los que ofician como expertos son ellos, y eso es sumamente atrevido porque puede pasar que aunque la información sea verdadera, las opiniones sesgadas, a veces radicales y descontextualizadas de los “panelistas”, terminan contaminándola e induciendo a los oyentes equivocadamente.
Alguna vez alguien dijo que “el periodista es un experto en todo, pero por diez minutos”. Y tuvo razón porque los “panelistas” de Blu Radio amparados en esa “experticia” cometen todo tipo de arbitrariedades, imprecisiones y abusos, acorazados en un mancillado derecho de opinión. Y esa manera de informar debatiendo es riesgosa e irrespetuosa con la doctrina pura del periodismo y con los oyentes, ya que los periodistas-panelistas podrían comportarse como “lanzadores de mierda sin lavarse las manos”, como los describió el ensayista inglés- español Roger Wolfe.
El formato es atractivo, no parece malo, pero la realización sí. Tengo claro que basta con que haya dos versiones de algún evento para comprobar que la objetividad es una fantasía. Una sola versión puede ser cierta, pero no dejará de ser subjetiva, lo que no da derecho a informar de forma parcializada. Por ejemplo, en Mañanas Blu torpemente silencian hechos que les conviene silenciar. Y digo torpemente porque en este mundo globalizado resulta muy fácil verificarlos. Y hacer silencio selectivo de sucesos noticiosos también es una manera de manipular y agredir la verdad.
Una de las reflexiones que más avergüenza sobre la forma cómo hoy se informa la dijo el periodista peruano Jaime Bayly, quien cuando trabajó en Colombia expresó: “Encontré más corrupción en el periodismo que en cualquier otra parte. Las salas de redacción de los medios de comunicación son como casas de putas”. Yo estoy de acuerdo con tan penoso diagnóstico.
Escucho Blu Radio y sufro. Pero como periodista o generador de opinión entiendo claramente qué debo hacer, qué no debo hacer y lo que me corresponde regular en el ejercicio. Maestros como Julio Nieto Bernal enseñaron que no hay razón obligada por la que un periodista tenga que ser neutral cuando tenga que opinar sobre una información, pero es pertinente explicar ante los oyentes y lectores de forma clara y franca el porqué de su línea ideológica. Eso es ser honrado. Y es lo que le falta a los “panelistas” y al director de Blu Radio.