Doscientas personas se reúnen frente a un gran edificio conocido como el Cubo de Colsubsidio. Faltan cinco minutos para que las 96.000 mesas de votación del país se cierren a las 4: 00 p.m. A diferencia de la semana anterior en el parque El Tunal, durante el cierre de la campaña del candidato del Centro Democrático, se siente una atmósfera de triunfo. Un coro de ochenta personas grita "Oe, oe, oe, Duqueeee, Duqueee". Si bien las cuentas más positivas no dan una victoria fulminante en primera vuelta, sí implican que podría picar en punta con un 38% de los votos.
A las 4:30 p.m. la amenaza de lluvia ha cedido para un sol luminoso. Pastores de la Colombia Justa y Libre expresan su optimismo. Los primeros resultados son alentadores, Duque triplica a Petro y Fajardo, sus inmediatos seguidores. Hay rumor de victoria en primera vuelta y vuelve a respirarse el mismo aroma de victoria del 2 de octubre del 2016 donde, contra todo pronóstico, el No se impuso en el Plebiscito.
Ahí mismo, haciendo la fila interminable, está el pastor Oswaldo Ortiz. El intemperante homofóbico en YouTube, destila una sorprendente tranquilidad en persona. Sigue creyendo que Duque, al llegar a la presidencia, limpiará a Colombia de la violación a la que la sometió Juan Manuel Santos cuando pactó con las Farc. La gente lo saluda, le pide selfies. Es una de las estrellas del uribismo
Hay 300 personas rodeando el Cubo de Colsubsidio, la mayoría jóvenes están pegados a los audífonos. Llevan el 25% de los escrutinios y Duque llega al 48%. Continúa el rumor de victoria en primera vuelta. A Oswaldo Ortiz se lo llevan sus fans y después de 30 minutos logramos entrar al cubo.
En el cuarto piso está la campaña asentada, justo en las canchas sintéticas del parque. Hay una pantalla gigante, inmensa, y personas con chaquetas naranjas de Duque. Acá el clima todavía no es de histeria absoluta. Hay impaciencia por ganar en primera vuelta. Con el 58% de las mesas escrutadas lanzan el boletín: Duque aventaja por casi 2 millones de votos a Petro. No habrá victoria en primera vuelta, pero estallan igual los simpatizantes del candidato del Centro Democrático. “¡Duque, Duque!”, gritan alborozados. El público, en su mayoría, son mujeres que no pasan de 25 años. Tienen un mismo prototipo físico: altas, delgadas y rubias.
Se reúnen, se toman selfies, se reúnen con otros muchachos que parecen sus novios o sus hermanos. Se abrazan y gritan: "Y no, y no me da la gana, una dictadura como la cubana". Tienen barritas de plástico naranja que sacuden con entusiasmo. En el boletín 9, cuando lo anuncia RCN, justo antes del análisis de Hassan Nassar, vuelven los coros, las selfies, la histeria.
A las cinco de la tarde ya está todo definido, 94.42% mesas escrutadas y Duque con más del 39%. Acá la gente le hace fuerza a Fajardo, quien solo quedó a 100 mil votos de Petro. La quemada de Vargas Lleras con su reducida votación les hace desatar una alegría aún más profunda que la victoria de Duque. Para ellos Vargas es otro de los traidores de Uribe. Acaso es más odiado que el Judas mayor: Juan Manuel Santos
La gente empieza a esperar a Iván Duque. Lo gritan, lo piden. Hace un año Duque era un senador del Centro Democrático que casi nadie conocía, uno de los pocos que creían en él fue Álvaro Uribe Vélez quien vio en el un pupilo político y se la jugó.
Duque duerme apenas 4 horas al día. Desde que era niño le ponía a los muñequitos de He-Man o de los Thundercats que tenía los nombres de Álvaro Gómez o Luis Carlos Galán, sus ídolos políticos. Es hijo de Iván Duque Escobar, quien fue nombrado gobernador de Antioquia por Julio César Turbay, y creció teniendo en su casa a los políticos más importantes del país. Aprendió a respetar a los mayores y esas formas, de joven montañero, le valieron obtener el respaldo irrestricto del líder del Centro Democrático.
Las histerias, azuzadas por el presentador parado en la tarima, se siguen una tras otra. Todos parecen hermanos, el color naranja los uniforma. Las imágenes del Canal Caracol desde la sede de Petro despiertan las burlas del animador, quien viendo la pantalla grita: "ay, que pecaito". No le siguen la chanza. Nadie le copia la broma.
Llevan media hora avisando que va a entrar Iván Duque. El candidato se hace esperar. Los que sí están son sus fans. Está Leszli Kálli, influyente tuitera y excandidata al Senado por el Centro Democrático. Celebra con otros amigos y saluda a Carlos Holmes Trujillo, quien tampoco puede ocultar su alegría.
Las tres canchas sintéticas ya están llenas. Todo es naranja y suena un reguetón que dice que el camino es Duque. Se repite una y otra vez hasta marearnos. En la pantalla aparecen imágenes de Duque en campaña, en todas las plazas que llenó.
La gente sigue llegando. Las dos mil sillas no dan abasto. Afuera empieza a llover. Petro llega a los 4.800.000 votos, logrando un número histórico: nunca antes un candidato de izquierda había conseguido tanto. Superó con holgura los 2.600.000 votos de Carlos Gaviria en las elecciones del 2006.
Solo hay algarabía. Llega Pacho Santos casi que a la vez que José Obdulio Gaviria; y mientras a uno los medios lo ignoraron, al otro un enjambre de cámaras y flashes lo cegaron.
Hay megáfonos y matracas. Dos señoras murmuran que a la larga es mucho mejor enfrentarse a Gustavo Petro en segunda vuelta. "La gente no lo quiere, les recuerda a Venezuela", dicen. Además están seguros de que más de un fajardista se irá a sus huestes.
Ante la demora de Duque, el animador hace maromas. Le agradece al Gitanillo de América, el famoso torero el haberlo entrenado en la Plaza de Santa Maria. También, les da las gracias a Gabriel Santos y a Carlos Holmes. A nadie parece importarle, nadie aplaude. Todos parecen reservarse para Duque
Pero no antes de que llegue el gran aplauso se lo lleva el general Plazas Vega y al pastor John Milton Rodríguez. Los aplausos vuelven a apagarse cuando nombran a Oscar Iván Zuluaga y a Paloma Valencia. Se les nota el cansancio de los uribistas con estos senadores. Querían sangre nueva y por eso, contra todo pronóstico, Duque caló.
Oswaldo Ortiz firma autógrafos y graba un video para su canal de YouTube. Cuando enciende su celular vuelve a prenderse su virulencia, su agresividad.
Todo parece preparado para que el candidato del Centro Democrático entre por una puerta de emergencia al costado derecho del cuarto piso del cubo de Colsubsidio; una puerta de metal alejada del público por vallas de la policía y que aguarda ser abierta, por ahí entrará el gran ganador de la primera vuelta.
De pronto se abre, los flashes estallan, el público delira y por primera vez en toda la campaña Duque se siente como un presidente.