A 522 años del saqueo, la invasión a América Latina y de la heroica resistencia indígena, vuelve a erigirse la dignidad latinoamericana, esta vez desde uno de los rincones más rebeldes del continente, la nación boliviana, que vuelve a darnos lecciones de dignidad al reafirmar en su mandato a Evo Morales, ganador con el 60 % de la votación, abrumando las propuestas que pretendían, con demagogias, regresar a la Bolivia de Sánchez de Losada, que la mayoría del pueblo no iba a permitir.
No ganó Evo Morales, ganaron los mineros, los cocaleros, los indígenas, hombres y mujeres que desde el nacimiento del Movimiento al Socialismo (MAS) vieron en él la esperanza de una Bolivia que los reconociera como parte fundamental de sus sueños y de sus proyectos como Estado Plurinacional. Hoy esa gran mayoría que existe para el Estado Boliviano desde el año 2005, con el triunfo de Evo ha podido disfrutar de bienestar material y de reales oportunidades en cuanto a derechos fundamentales.
Y esto no se trata de eslogans propagandísticos, sino de realidades, que pueden dolerle a más de uno. Por ejemplo, y solo para evidenciar varias de las tantas razones de su triunfo, el PIB en Bolivia pasó de 9.525 millones de dólares en 2005 a 30.381 millones en 2013, la extrema pobreza bajó de 35 % en 2005 a 18% en 2013, la política de nacionalización de hidrocarburos ha brindado estabilidad económica y ha permitido realizar inversión social.
El capítulo de la redignificación de Bolivia, su gente y sus indígenas, solo ha podido ser real gracias al ímpetu de Evo Morales y a la luz de la construcción de un nuevo modelo de desarrollo que tiene en cuenta las realidades de los que fueran invisibles por siglos, aquellos que siendo hijos de los esclavos que murieron en los socavones del Potosí, en la cruenta guerra del Chaco, en la guerra del Pacífico y otras catástrofes, se cansaron del menosprecio y vienen marchando hacia la edificación de su Estado pluralista que los reconoce, los respeta y los tiene en cuenta.
Con este nuevo triunfo del indio aymara los anhelos de la patria grande siguen en pie, recorriendo los caminos de la emancipación y de la unidad latinoamericana. Por eso también es ganancia para el fortalecimiento del bloque contrahegemónico que se desarrolla en la región caribeña y latinoamericana para continuar la senda de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Y seguirán las luces de la rebelión iluminando los cielos de nuestra América, como dijo alguna vez Fidel Castro.
