Las puertas eléctricas de la casona blanca en el sur de Cali se abrieron, y bajo el arco de veraneras moradas salió caminando Julio Nava. Camiseta gris y bluyines rotos, era el rockstar más apetecido de Colombia.
Ocho años después, Julio Nava paga publicidad en Facebook para que sus ofrecimientos de conciertos lleguen a más personas. Está de gira por bares, en su mayoría de Cali y los pueblos caleños: Cerrito, Palmira, Buga.
Julio, sin embargo, no pierde su sentido del humor. Incluso se ríe y burla de Julio Sánchez Cristo, que más de nueve años después le sigue diciendo “el de la nariz”. En un video le responde, pero hasta en ese video, le inserta publicidad para que lo contacten. Nava no pierde oportunidad para ofrecerse.
El 3 de septiembre del 2009 Santiago Montoya estaba con su novia en El Sitio, un restaurante del parque de la 93. Cuando Montoya y su novia salían “Julio Nava, de un momento a otro, se paró, cogió a Santiago, lo tiró al suelo, lo inmovilizó y se le comió la nariz,” contó en los medios Ingrid Callejas, la novia de Montoya.
El artista se defendió contando que el empresario ibaguereño Montoya lo había amenazado de muerte y empujado a su novia. Dio igual. Fue el final de su carrera.
Tuvo que pagar $140 millones de pesos e ir a terapia sicológica.
Tres años antes grabó No tengas más prisa, su tercer disco como solista, quedó en la lista de los 10 mejores álbumes del 2006 según la revista Billboard: estaba en el máximo de su carrera, que fue impulsada por su paso por Santa Sangre.
Esta banda de rock caleño hizo que las adolescentes gritaron de emoción pensando en Julio Nava. Marcó una generación entera.
Nació y se crió en Cali. Con falsa humildad, su mayor trauma dice que fue que lo confundían con Raphael en la concha acústica de Cali. Con la misma falsa humildad, en el programa de Marcelo Cezán, no dejó que lo imitaran. Son los últimos minuto en televisión que ha tenido.
En sus años dorados (2000-2006) compartió tarima con Fito Paez, Gustavo Cerati y Enrique Bunbury, y salió en Francisco el Matemático, Cumbia Ninja y Tiempo Final. Era el hombre del momento.
Sus colaboraciones han cambiado. En el disco en el que está trabajando colabora con Yulian Boy, un joven de Barbacoas, Nariño al que invitó a salir en televisión y contó toda su trágica vida. Se conocieron en un bar en Cali, en donde Yulian Boy hacía rap, que será la nueva fusión de Nava.
Durante la última feria de Cali fue cabeza de cartel de una pizzería caleña llamada Pizza al Paso. or dos días estuvo presentando su último trabajo, Me gusta verte feliz que ha pasado con más pena que gloria. Sin embargo, Julio Nava no se entrega. Julio Nava sigue de gira sin importar lo pequeño del bar o lo olvidado del pueblo, y sigue dejando al final de cada publicación en Facebook o en medio de cada video, su celular de contacto para que lo contraten. No sabe en qué momento le vuelva a sonar la flauta.