En el Puerto la rabia mantiene en vela a sus habitantes. Desde que el domingo en la mañana apareciera torturada y amarrada a uno de los palafitos de una casa del barrio San Francisco de Asis la niña de diez años Diana Tatiana Rodríguez, no se habla de otra cosa en Buenaventura. Incluso la gente controvierte la versión oficial de la Policía, en cabeza del comandante del Valle, Coronel Javier Navarro de que el único culpable de su violación y posterior muerte fue Jhon Eduar Quintero Ortiz, tío de la menor. Por eso, a las 10 de la noche del pasado martes cuatro de junio, una turba fue hasta la carrera 34 con calle 2A donde vivía Mauro Portocarrero Riascos.
El hombre estaba dormido, se levantó de su catre, abrió la puerta y se encontró de frente con un odio que no entendía de excusas ni de explicaciones. Sin mediar palabras le metieron dos tiros en el pecho. En el piso varios lo remataron a patadas. Alcanzó a llegar vivo al Centro de Salud pero murió cuando ya empezaba a clarear el día.
En la tarde de ese martes 20 mil personas salieron al puerto vestidas de blanco a llorar por ella.
Multitudinaria marcha por Diana Tatiana Rodríguez
Multitudinaria marcha en Buenaventura en rechazo a asesinato de Diana Tatiana Rodríguez, la niña de 11 años cuyo cuerpo fue hallado con signos de tortura en la mañana del domingo en una zona de bajamar del barrio San Luis, del Puerto sobre el Pacífico.? José Luis Guzmán/ El País
Publicado por El País Cali en Martes, 4 de junio de 2019
Había muchas razones para hacerlo. Diana Tatiana vivía con su abuela. Su mamá, una sordomuda que además fue víctima de la violencia en Colombia y abandonada por su pareja cuando Diana aún era un bebé, no tuvo mas remedio que pedir ayuda a su familia. Fue su abuela quien la matriculó en la escuela Manuel Elkin Patarroyo en donde cursaba tercero de primaria. La última vez que la vieron viva fue el sábado 1 de junio.
Eran las siete de la noche y Diana había salido de su casa para ir a visitar a su tía Yesenia Quintero. Nunca llegó. En el camino se habría tropezado con su tío, Jhon Eduar Quintero. Durante la noche la buscaron con desesperación. La encontraron completamente estropeada, con los vestidos desgarrados y amarrada a un palafito. Había muerto por los golpes propinados.
Dos días bastaron para seguir el rastro y encontrar al monstruo. Después de que la directora del ICBF Juliana Pungiluppi y la Gobernadora del Valle Dilian Francisco Toro pidieron esclarecer con urgencia los hechos e incluso ofrecieron una recompensa de $ 10 millones para ubicar al asesino. Las dudas se disiparon al entrar en la casa de madera de Jhon Eduard Quintero y allí encontraron la soga con la que habría amarrado a su propia sobrina.
En todo momento el ICBF ha estado acompañando a la familia de Diana y la indignación de la directora Juliana Pungiluppi se ha hecho sentir: “Nos duele profundamente el inaceptable asesinato de Diana. No podemos seguir tolerando que más vidas de niños y niñas inocentes sean apagadas en hechos aberrantes y producto de la indolencia de los adultos, que en forma atroz se ensañan contra los más pequeños”. Con el agravante de que al asesinato de Diana se suma la de Angie en Meta y Emely en el Cauca.