Hace más de doce años, la ciudad de Cartagena presentaba una de las peores crisis en términos de organización territorial y ambiental, que amenazaba entre otras cosas con la reducción significativa del espejo de agua de la Ciénaga de Tesca o de la Virgen, debido a la proliferación de invasiones en sus laderas. Como una solución a este problema y también para facilitar la movilidad de las personas durante el desarrollo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se efectuarían en esa misma época fue concebida la construcción de la vía perimetral, la cual estuvo proyectada para una longitud de 14,17 km, de los cuales solo se construyeron 3,45 km (Figura 1).
Luego de entrar en funcionamiento, la vía perimetral se ha constituido en una de las vías alternas para conectar de forma relativamente rápida, el sur y el norte de la ciudad; lo cual ha ayudado a disipar ligeramente los inconvenientes de movilidad. Además de este aspecto la vía cuenta con un gran atractivo visual como lo es la Ciénaga de la Virgen y las formaciones de manglares que la rodean, paisajes que se han visto desdibujados en los últimos años por la creciente acumulación de residuos que son ubicados en ambos lados de la vía y que también llegan desde otras partes de la ciudad, a través de los canales de drenaje pluvial que desembocan en este ecosistema. Los residuos observados en este lugar son de múltiple naturaleza, pudiéndose observar colchones viejos, restos de camas y escaparates, partes de televisores y computadores, restos de ropa y zapatos, bolsas plásticas en abundancia, cajas de poliestireno (icopor) y restos de materia orgánica de origen vegetal (troncos, ramas y hojas de árboles). Aunque la empresa encargada del aseo en la zona realiza un gran esfuerzo por mantenerla limpia, la acumulación de estos no da tregua.
Mantener la ciénaga llena de residuos no solo empobrece su paisaje, sino que también representa un riesgo potencial para el establecimiento, reproducción y dispersión de vectores de enfermedades, como los mosquitos transmisores del dengue, chikunguña y zika, entre otras. Igualmente, estos lugares sirven como criaderos de roedores como ratas y ratones capaces de transmitir enfermedades como la leptospirosis. Razón por la cual debe prestarse especial cuidado con esta situación, máxime cuando a escasos metros de los sitios donde regularmente ocurre la acumulación de residuos, se ubica una escuela y un centro de desarrollo infantil (CDI). Además de los impactos hasta ahora mencionados, la acumulación de residuos en la Ciénaga de la Virgen y sus alrededores, puede ejercer efectos toxicológicos serios sobre el ambiente; por ejemplo, los residuos de origen electrónico pueden liberar metales pesados como el cadmio, plomo, cobre, zinc y mercurio, entre otros; que pueden acumularse en los tejidos de organismos acuáticos como los peces, caracoles, cangrejos y camarones (Figura 2), los cuales paradójicamente son consumidos por algunos habitantes de esta zona y de otros lugares de la ciudad de Cartagena, donde posiblemente se están comercializando estos recursos hidrobiológicos.
En lo que respecta a los residuos plásticos, estos pueden acumularse en el sistema digestivo de los peces, en los que afecta negativamente su funcionamiento, y con ello otras de sus funciones fisiológicas. Mientras que el impacto ambiental de los residuos orgánicos se relaciona con el aumento en la concentración de nutrientes como el nitrógeno, fósforo y potasio, que propician el desarrollo de un fenómeno conocido como eutroficación, que se caracteriza por el inusitado crecimiento de microorganismos que agotan rápidamente el contenido de oxígeno del agua, conduciendo de esta manera a la muerte masiva de los peces y otras especies acuáticas.
Sin lugar a dudas, el tour de la basura que observamos los transeúntes de la vía perimetral, y que muy seguramente también lo hacen de manera intermitente algunas autoridades administrativas de la ciudad, debe generarnos un mínimo de conciencia acerca de nuestro rol como ciudadano y como agentes de cambio frente a la gestión de los residuos sólidos, desde nuestras casas y nuestros lugares de trabajo, donde debemos empezar a cambiar esas prácticas inadecuadas en cuanto al manejo de nuestros residuos; igualmente exigirle a los demás, que mantengan un comportamiento decente frente al ambiente.
Finalmente, al atravesar esta zona de la ciudad, no podemos pretender al mejor estilo de Saramago, “realizar un movimiento rápido para perder lo que está a nuestra vista y mantener los puños cerrados como si quisiéramos retener en el interior del cerebro, la última imagen recogida antes de ingresar a esta vía perimetral”, por el contrario, debemos evitar la ceguera y exigir a las autoridades y a la ciudadanía en general, mayor respeto y compromiso por la conservación de un ambiente sano.
Referencias
Colleen A. Peters, Susan P. Bratton. 2016. Urbanization is a major influence on microplastic ingestion by sunfish in the Brazos River Basin, Central Texas, USA, Environmental Pollution, 210: 380-387, https://doi.org/10.1016/j.envpol.2016.01.018.
Jin Soo Choi, Youn-Joo Jung, Nam-Hui Hong, Sang Hee Hong, June-Woo Park. 2018. Toxicological effects of irregularly shaped and spherical microplastics in a marine teleost, the sheepshead minnow (Cyprinodon variegatus), Marine Pollution Bulletin, 129(1):231-240, https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2018.02.039.
http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=237649
http://nauticobolivar.blogspot.com.co/2008/11/via-perimetral-cinega-de-la-virgen.html