El exrepresentante Javier Vargas cuenta que su padre Getulio Vargas trajo a Casanare en 1978 al candidato liberal Julio César Turbay Ayala, iniciando con una manifestación en el parque de Yopal —anunciada con el perifoneo de mi padre Julio Roberto Niño, un “Getulista” hasta los “tuétanos”— para arribar además con el político Jorge Perico Cárdenas al Tablón de Támara, en donde degusta una exquisita mamona llanera, asegurando en sus memorias que nunca en la vida había probado un plato tan delicioso, sin dejar de mencionar las atenciones de la matrona Natalia Barón (madre de Getulio Vargas) cuando termina en Paz de Ariporo su visita a la Intendencia.
Una curiosa anécdota se ha mantenido en la tradición oral, porque el regreso de Turbay fue como Presidente —ahora invitado por el Intendente Getulio Vargas— para la entrega de la sede actual del Sena en Yopal —como se había comprometido en campaña— a lo que se organizó una tarde de toros coleados, en donde el Intendente Vargas se lució con una formidable vuelta de campana, a lo que el público se volvió expectante a la tribuna especial, para presenciar el júbilo del mandatario por la proeza de su compadre, pero para sorpresa de todos Turbay estaba disfrutando de un profundo y plácido sueño.
La década de los noventa inicia con la esperada y emocionante visita del candidato liberal César Gaviria a Casanare, cuando desde el Aeropuerto El Alcaraván se sube a un Toyota jeep rojo descapotado —el mismo que transportó a Galán en Yopal— iniciando su lenta travesía por la carrera 20 hasta llegar al Parque Ramón Nonato Pérez, saludando entusiasta a todos los transeúntes, quienes emocionados le devolvían el saludo, incluso alzando “la cerveza” en la mesa del andén de cualquier tienda, cuando en el pueblo era usual “desenguayabar” por la mañana.
Era un cuarentón de baja estatura, con unos ojos claros y una sonrisa “Pepsodent”, más un pelo negro grueso que se aplanaba con una partidura al lado izquierdo, a quien veíamos con extrema curiosidad y expectativa por ser el sucesor del inmolado Luis Carlos Galán, y que nos daba mucha seguridad con su alegría al extender la mano y la autoridad de estadista en su discurso en el Ramón Nonato, que suponíamos lo blindaría de los atentados de la vieja burguesía y el narcotráfico.
El arribo de Gaviria fue posible además por una joven y prometedora clase política, que recién le había asestado un duro golpe al cacique político de Casanare Alí de J Dalel, al ser elegido Óscar Wilchez como alcalde de Yopal, quien recibió en su despacho la visita protocolaría del candidato presidencial, una vez terminada la manifestación y antes de dirigirse al Club Casanare, en donde comió mamona, bailó de manera torpe el joropo —entre texano cumbia y jaripeo ranchero— y aceptó tomarse fotos con cada uno de los asistentes, en donde aparezco abrazado con él, luciendo un rostro pálido anémico —por los efectos de un despecho juvenil— y una camiseta negra con murciélagos amarillos de Batman, que una vez terminada “la fiebre” de mostrársela a todo el mundo, se perdió con el paso del tiempo y en un lugar que aún no he podido establecer.
En esos días conocí a militantes de la Unión Patriótica (UP) en Casanare, quienes me contrataron para que les hiciera diez horas de perifoneo, con el fin de anunciar el arribo a Yopal de su candidato Bernando Jaramillo Ossa, en donde me fluyó un tremendo discurso sobre diversidad ideológica y el derecho de escuchar y evaluar todas las propuestas —como lo sigo haciendo— que sin esperarlo fue muy bien recibido en las calles, y al otro día con comentarios que elogiaban lo que sería mi “primera” intervención política en la “Intendencia”.
Lo único cierto es que en medio de ese entusiasmo de orador "juvenil" de perifoneo, terminé por recibir y despedir prácticamente solo al candidato en el aeropuerto, acompañarlo en su lenta y desierta travesía por la carrera 20, y presentarlo ante una escasa concurrencia en el Ramón Nonato Pérez, cayendo en cuenta que los militantes de la UP me pagaron por adelantado y se "perdieron", seguramente por el temor de no se fichados por la “oscura” y “temida” ultraderecha, que después asesinaría a Jaramillo Ossa en el Puente Aéreo de Bogotá.
En el recorrido de esas diez horas de perifoneo en un viejo Renault 4 negro, estaba bajando por la carrera 19 -sobre la Serviteca Chucurí- y apareció de repente Gustavo Puentes, quien me hizo el pare para que lo acercara a "La Voz de Yopal", y en el recorrido escuchó con una sonrisa de satisfacción mi alternativo discurso por la democracia, a lo que soltó una frase que aún retumba en mi memoria: "este man anda bien”, y aseguró sin pestañear que no me preocupara por la ausencia de los de la UP, que nadie me iba a relacionar con ese Partido, “porque la gente sabe que usted vive del perifoneo, hermano, con eso se está pagando la universidad”.
La visita a Yopal del candidato Ernesto Samper —cuenta el exsecretario de Hacienda departamental Juan Rivera— se recuerda con mucho sinsabor porque fue el primer aspirante presidencial que se comprometió en designar a un casanareño como Ministro —que nunca cumplió— y abrió la brecha para modificar los contratos de asociación petrolera, pretendiendo que el condensado de Pauto, Floreña y Volcanera, se pagara como gas y no como petróleo, lo que disminuía de inmediato la regalías de Casanare.
El arribo del candidato Horacio Serpa fue impactante al decir de manera fogosa y combativa que "vengo a Casanare a desempatar", cuando antes de segunda vuelta se daba un “Voto Finish” ente Serpa y Pastrana, por lo que 200.000 votos de Casanare si le eran definitivos para ganar, a lo que debería tomar nota Gustavo Petro, ante la la segunda vuelta de la actual contienda presidencial.
El segundo lugar del top de los candidatos que nunca visitaron Casanare es para el flamante expresidente Juan Manuel Santos -el tercero fue para Virgilio Barco- a lo que el exsenador Carlos Cárdenas —su vocero en el Departamento— se apresura a aclarar que la ausencia de Santos es todo un “secreto de Estado”, que en su momento conoció y que en unos años va a revelar, con el fin de que este “misterio” quede en los anales de la historia territorial.
Coletilla. El primer lugar indiscutible del Top 3, es la inexplicable y extraña ausencia de Petro en Casanare —canceló dos veces su visita a Yopal— que se atribuye a problemas de seguridad, malestar alimenticio, escasa convocatoria de su manifestación en el parque Resurgimiento, y hasta las constantes peleas entre los sectores que componen el Pacto Histórico en Casanare.
Lo único cierto es que la fallida visita de Petro le vino como anillo al dedo al candidato Rodolfo Hernández —muchos casanareños adhirieron en protesta a su propuesta— quien al otro día llegó puntual en la mañana a Yopal y le asistieron más de seis mil personas en el Coliseo Casiquiare, en donde no dudó en soltar la populista frase santandereana: ¡Que recibimiento tan hijueputa!