1. El protegido: Había tantas esperanzas en Night Shyamalan… su debut con El sexto sentido le hizo creer al mundo que había nacido un nuevo Jaques Torneaur, esperanza que se alimentó con su segundo largometraje, El protegido, la historia de un hombre, con cara de Bruce Willis, que va descubriendo, poco a poco, su naturaleza de superhéroe. El hecho de haber sido el único sobreviviente de un aterrador descarrilamiento de un tren, de no haberse enfermado nunca, de soportar el fuego, el agua y todos los elementos de la naturaleza, lo convencen de que esa angustia existencial, que desde hace años lo corroe por dentro, no es más que la negación de su sino; es que él no ha sido creado para ser un simple jefe de seguridad sino para salvaguardar a la humanidad de los males que la acechan.
Una vez Dios crea el superhéroe, el diablo inmediatamente fabrica su némesis y este es el hombre de vidrio, un humilde negro oriundo del sur de Estados Unidos, que en el momento de su nacimiento sufrió la rotura de todos los huesos de su cuerpo. Desde que tuvo conciencia, Samuel Jackson entendió que iba a ser el villano supergenial y por eso se gastaría su vida entera, y los recursos que ha podido atesorar, para buscar su contraparte, su destino, el héroe que contendrá su furia.
Incomprendida por la crítica, ignorada por el público, El protegido es, qué duda cabe, la más original de las películas de superhéroes que estudio alguno haya realizado jamás.
2. El caballero de la noche: Ciudad Gótica está desprotegida, el mal ha tomado forma y se ha convertido en el villano de risa perpetua y macabra. Le debemos a Cristopher Nolan la visión del ser demoniaco más temible que haya podido conocer el cine desde la calurosa tarde de Nueva Orleans en que Robert de Niro comparó el alma de los hombres con un huevo tibio. A la altura de este Guasón apocalíptico está Cristian Bale, volviendo a ser el atormentado millonario que al quedar huérfano siendo niño no encuentra otra distracción que disfrazarse de murciélago para combatir el crimen. Nunca antes un paramilitar tuvo vestido más elegante.
El óscar póstumo a Heath Leadger contribuyó aún más a la mitificación de esta película. A escasos seis años de su estreno se ha convertido en un clásico absoluto.
3. Superman II: Ricard Lester fue el mismo genio inglés que puso a correr a unos Beatles angustiados y adrenalíticos en la inolvidable A Hard Day’s Night. Acá revive a los seres más malvados de Krypton, condenados por sus crímenes a deambular por la eternidad del universo hacinados en una placa de vidrio. Zorn y sus dos compinches encontrarán la manera de romper el maleficio y en el afán de vengarse de su verdugo, Kar-El, juez implacable y una de las incontables víctimas que tuvo la destrucción del planeta, buscarán a su hijo, Jor-El, escondido en la tierra y conocido por todos sus enclenques habitantes como Superman, para destruirlo.
No nos cabe duda que la clave para que una película de superhéroes funcione es conseguir un buen malo y acá Terence Stamp nos despierta todo el odio, temor y respeto que deben tener los mejores villanos. Realizada en 1982, verla hoy, tres décadas después, confirma que nunca el fascistoide hombre de acero tuvo mejor presencia que la que le dio el malogrado y aún llorado, Christopher Reeve.
4. Los vengadores: Encantadora, fascinante y trepidante resultó la reunión de personalidades tan disímiles como pueden ser la que tenga un egocéntrico multimillonario que se pasa sus largas horas de asueto perfeccionando su traje de hierro, un científico perdido en el Amazonas cuyos verdes ataques de ira podrían destruir perfectamente a una ciudad, una deidad escandinava de jerga shakespereana con una marcada fijación por su antiguo y pesado martillo y un soldado norteamericano de la Segunda Guerra Mundial que fue congelado hace más de sesenta años y ahora se ha despertado en un extraño lugar del futuro en donde una computadora puede caber en las estrechas dimensiones de un arete.
No era fácil para los escritores de Marvel hacer convivir, en las limitadas dimensiones de una película, a sus héroes más emblemáticos. El resultado no pudo ser mejor. El próximo año nos aprestamos a volverlos a ver en una secuela que desde ya se antoja monumental.
5. Guardianes de la Galaxia: Qué sorpresa nos llevamos al ver a estos desconocidos y perdedores muchachos, el lumpen proletariado de Marvel, enfrascados en la aventura más divertida de la temporada. Superochentera, con personajes entrañables que nos hacen recordar, inevitablemente, a los Ents de El señor de los anillos, a Hans Solo y hasta a un Chubaka en miniatura, Guardianes de la Galaxia deja a un lado la ridícula solemnidad que han tenido muchas de las últimas entregas de películas de superhéroes, para sumergirse en la anarquía y el humor.
Aconsejamos, para disfrutar los punzantes y precisos diálogos, visionar la versión subtitulada. Los efectos especiales, el guion y la actuación de un mapache dicharachero, te harán borrar de tu vida dos horas que bien podrían haber sido ofrecidas al Dios del Aburrimiento.
