Las imágenes son horrorosas: hombres y mujeres partidos a machete, en varios trozos, decapitados y dejados en las calles para que todo el mundo se entere de la sevicia que encarnan los “nuevos salvadores” de Quibdó.
Los Medios Locales, apenas sí hacen referencias muy tímidas sobre lo que ya se va volviendo un genocidio a vista de todo el mundo, pero con el silencio cómplice de un país al que no le importa lo que pase a las comunidades negras de un Municipio de la periferia colombiana y pobre.
Radio Quibdó tituló esta semana que: “Todos los días matan un joven” y lo atribuye a la disputa territorial de los carteles del microtráfico. Sin embargo, silencia la atrocidad y sevicia con la que están apareciendo los cadáveres, ni la advertencia hecha por quienes se reivindican como los “nuevos salvadores de Quibdó”.
“Es claro que para superar esta situación tan grave de Quibdó se requiere un esfuerzo articulado que contemple la solidez de las familias, el compromiso de instituciones educativas, la inversión social del Estado, la acción eficaz de las autoridades de policía, la contribución de los Medios de Comunicación, la participación de las Organizaciones Sociales y la incidencia de la Iglesia Católica y de todas las iglesias”, declaró Mons. Juan Carlos Barreto, Obispo de Quibdó a un medio local recientemente.
Y no es para menos, hace algunos días apareció un panfleto en el que el “Estado Mayor Regional del Bloque Jairo de Jesús Durango Restrepo de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia advierten: Que no seguiremos aceptando tales faltas que afectan el progreso de la Región y las Comunidades”.
Los Miembros del Frente Central Baudo, se atribuyen el derecho de decidir quien vive y quien muere en esa Región del país, pero además las imágenes nos muestran que no tienen ningún respeto por el ser humano y por eso dejan los cuerpos mutilados en los barrios de Quibdó para que no quepa la menor duda de lo que hacen y la barbarie con la que lo hacen.
El optimismo por la firma del acuerdo “por la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” en Colombia, no puede alejarnos de la necesidad de parar ese genocidio que se vive en esta zona de Colombia y que puede dar al traste con las posibilidades de construir una verdadera paz en los territorios.
Un trabajo coordinado entre Gobierno Nacional, Gobiernos Locales, Fiscalía, Policía, Ejercito y las Fuerzas Vivas de Quibdó se requiere de forma inmediata para parar este desangre y salvar muchas vidas humanas.