Diana Osorio creció junto a su madre, quien tuvo que criarla sola, vendiendo telas en las fábricas de confección. Vivían en el barrio Santa Fe de Antioquia y Diana la acompañaba en los ratos libres que le dejaban las tareas del Colegio la Inmaculada de Belén. Conoció desde muy niña el mundo del trabajo y el de las telas, distinguir entre chalís, dacrón, algodón y lino. Le gustaban los libros y también el baile, pero igualmente, como tantos en Medellín en la década de los 90, se topó con la violencia de frente cuando un primo querido fue asesinado.
Foto: Twitter @diamaov
La pasión por el trabajo comunitario marcó a Diana desde pequeña. Así terminó en la iglesia como corista, pastorcita y recogiendo dineros para el ancianato. Al llegar a la Universidad de Antioquia, prefirió inclinarse por las finanzas y las relaciones internacionales. Cuando ya alistaba sus planes para irse a Inglaterra a estudiar la maestría en posconflicto, después de haber estado en Sri Lanka conociendo el proceso de paz, su novio de varios años, le propuso matrimonio. La luna de miel fue en San Andrés el 9 de mayo de 2015. Tres años después, en el 2018 llegó la primera hija del matrimonio, Maia.
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Diana conoció a Daniel Quintero cuando él estaba haciendo sus primeros pinitos en el Partido del Tomate, oponiéndose a las prácticas políticas convencionales y luego su trabajo en Bogotá en el Ministerio de las TIC con David Luna. Fue allí donde Quintero se sensibilizó hacia los temas tecnológicos y de inteligencia artificial que ha aplicado con éxito en el combate al COVID-19 en Medellín.
En todos los cargos ella lo acompañó, incluso estuvo en primera línea en la campaña por la Alcaldía de Medellín desde que se lanzó, con muy pocos recursos como candidato independiente, logrando derrotar a Alfredo Ramos Maya, quien contaba con el respaldo del uribismo en Antioquia.
La campaña la cogió esperando a su segunda hija Aleia. Nació el 9 de diciembre con Daniel Quintero, ya alcalde de Medellín.
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Diana pesa no solo en la vida personal de Quintero sino en su proyecto de ciudad y en la Alcaldía. No aceptó el rol de primera dama sino de gestora social, para trabajar en lo que le gusta y para lo que se ha formado. Fue la primera en hablar el 1 de enero pasado, el día de la posesión de Quintero como alcalde, una señal del peso que tendría en el gobierno que empezaba. Ella se ocuparía de temas de paz y trabajaría por las madres solteras, como la suya.
Foto: Twitter @quinterocalle
Sin embargo la condición de salud de la pequeña Aleia le alteró los planes y cambió su prioridades. Su obsesión: salvarle la vida. En la mañana del pasado 26 de mayo, Diana Osorio y su bebé entraron juntas al quirófano. Se había abierto la posibilidad de que Diana pudiera ser la donante para un complejo transplante, la única oportunidad de vida para Aleia. Y en ese proceso están, enfrentando, la “prueba más dura de nuestras vidas”, como ha reconocido el alcalde.
Esta es la prueba más dura de nuestras vidas. Dios pone a veces todas las variables en contra para mostrarnos su grandeza. Agradezco a todos quienes nos han enviado su solidaridad y oraciones.
— Daniel Quintero Calle (@QuinteroCalle) May 26, 2020
