Como ya es costumbre en nuestro nuevo Estado de opinión, la prensa y redes sociales han revolucionado el acontecer nacional, dejando de lado los verdaderos problemas que afectan el país, acomodando el interés de la población acorde a sus preferencias ideológicas y predilecciones políticas.
Captó nuestra atención la disputa y batalla de trinos entre el senador Gustavo Petro y la periodista Vicky Dávila, que desencadenó con un hashtag repudiable e infame que ocasionó fuertes críticas y amenazas a la periodista, poniendo en riesgo su integridad y la de su familia.
Este episodio nos evidencia lo enferma que se encuentra nuestra sociedad. Además, nos asegura que la violencia nos ha ganado el pulso, porque es inconcebible que en una sociedad civilizada se lleguen a estos extremos por informar, pero a la vez, así mismo, nos demuestra muchas veces la imparcialidad al momento de comunicar. Repudiamos los ataques contra Vicky Dávila, pero a la par la invitamos a que sea más objetiva en sus notas, no es posible que denuncie y escudriñe la corrupción de una sola vertiente y deje impoluta la otra, como en el caso Odebrecht.
Al senador Petro, quien ha demostrado con creces su valía, capacidad e intelecto, le valoramos su lucha férrea contra la corrupción, su liderazgo y aporte a la democracia, pero de la misma manera criticamos su egocentrismo y soberbia, que muchas veces lo conducen a no reconocer sus errores, admitir que sus opiniones polarizan más al país y pueden desencadenar hechos como los ataques a Vicky Dávila. Por ello la invitación a ser más ponderado y mesurado en su actuar.
Por otro lado, Semana titula su última portada como Año de aprendizaje. Ahí expone que el presidente Duque en su primer año de gobierno no tiene mucho que mostrar, pero tiene las condiciones y tres años para enderezar el rumbo. Con esto la revista de manera equivocada justifica al gobierno en el incumplimiento sus deberes y funciones legales y constitucionales. Además envía un mal mensaje al pueblo, quienes, según esta perspectiva, deben aceptar y permitir la ineptitud e inoperancia del gobierno. Para que conste, los gobernantes no deben traicionar la confianza depositada ni despreocuparse, evadir su responsabilidad en la gestión y buen gobierno.
Así mismo, los medios han desempolvado una vieja columna del presidente Duque donde cuestiona y critica de manera detallada al senador Uribe, catalogándolo como “escudero de las Convivir”. La verdad no encuentro la magnificencia o relevancia dada al escrito, no es de sorprendernos si a diario vemos cómo los políticos nos demuestran que el enemigo de hoy es su más valioso aliado del mañana y viceversa. Para la muestra está la relación Uribe-Pastrana o la contienda presidencial donde todos los partidos tradicionales hicieron fuerza común para llevar a Duque a la presidencia, aunque ahora muchos lo critican y contradigan sus decisiones.
Los colombianos no debemos caer en este juego, en este Estado de opinión que solo busca sumirnos en un letargo que nos imposibilita ver la problemática que nos aqueja, las políticas y leyes que van en contravía de nuestros intereses. Si permitimos que sigan manipulando nuestro interés y visión del país, estaremos condenados a vivir con nuestras necesidades insatisfechas, con nuestros derechos vulnerados, con falta de oportunidades y con nuestro bienestar deshecho.