Por estos días ha cobrado vigencia el tema de la exploración del Universo; esto a raíz de las primeras imágenes enviadas por el telescopio espacial James Webb, un observatorio que pretende mirar hacia el inicio del Universo, esto si puede vencer las barreras del plasma que se encuentra en los primeros 300.000 años desde un tiempo de Planck (aprox. 10−43 segundos) después del Big Bang hasta 400.000 años más tarde, cuando ya se empezaban a formar átomos estables y el universo se hizo transparente.
El James Webb es una misión internacional de las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA), Europa (ESA) y Canadá (CSA), que duró varios años en su construcción y su costo fue de miles de millones de dólares. Lanzado el 18 de diciembre se ubicó a 1,6 millones de km de la Tierra, en un punto Lagrangiano, desde donde podrá detectar la luz que comenzó a viajar hacia la Tierra hace 13.000 millones de años, poco después del Big Bang por lo que también está en capacidad de detectar cualquier galaxia en el universo y los bio marcadores que pueden demostrar la existencia de vida en los exoplanetas que orbitan alrededor de otras estrellas.
Los datos del Telescopio se encuentran a disposición de la comunidad científica acreditada para este proyecto, por lo que los astrónomos pueden acelerar la publicación de los datos que el James Webb empezó a enviar a la Tierra desde hace unas semanas. Hasta el momento hemos visto las impactantes imágenes del espacio profundo y las de la Galaxia del Abanico; adicionalmente los observadores encontraron la semana pasada la galaxia más antigua nunca antes detectada, formada a menos de 400 millones de años después del Big Bang. Ahora, un grupo de investigadoras ya encontraron otra aún más antigua que surgió tan solo 233 millones de años después de ese primer instante.
Paralelamente hemos asistido al lanzamiento de la primera misión del proyecto Artemisa, el portal National Geographic explica que esta campaña lunar comienza con el vuelo de prueba de un nuevo cohete gigante, seguido de misiones para llevar seres humanos a la luna por primera vez desde 1972. En los próximos años, la NASA pretende llevar a los primeros astronautas en la Luna desde 1972, incluida la primera mujer y un hombre de afrodescendientes que viajen a la superficie lunar. Siguiendo los pasos del programa Apolo, esta misión lunar del siglo XXI, denominada Artemisa, podría volver a llevar a la especie humana a la superficie lunar en el año 2025.
El programa Artemisa, que porta el nombre de la diosa griega de la Luna, se creó para realizar varios viajes a la Luna de manera que la NASA y las agencias espaciales asociadas puedan incorporar un novedoso punto de apoyo en nuestro satélite. Los responsables de la NASA también esperan que Artemisa sea el primer paso hacia proyectos más ambiciosos en el espacio, como establecer una presencia lunar permanente y aventurarse hasta Marte, con miras al espacio exterior.
Pero volviendo a lo local, es bueno recordar que las culturas precolombinas de América obtuvieron grandes avances para la ciencia, los cuales fueron borrados de tajo con la conquista; pero ahora es el momento propicio para redescubrirlos: iniciaremos hablando por petición del literato Pablo Emilio Obando de las culturas de Mesoamérica, donde necesariamente tenemos que hablar de la civilización Maya, la cual abordó el estudio de la bóveda celeste desde hace muchos siglos atrás, a través de estudios astronómicos; recordemos que esta cultura se ubicó en la religión conocida como Mesoamérica, que comprende el actual territorio que va desde el sur de México hasta el Salvador, estamos hablando de épocas anteriores al nacimiento de Cristo: Algunas de estas observaciones son muy conocidas hoy en día, por ejemplo el eclipse lunar que sucedió el 15 de febrero del año 3.379 A.C. el cual cuenta con su registro; también tenían su propio calendario solar y conocían la periodicidad de los eclipses; sus registros se inscribieron en monumentos de piedra; así como sus fórmulas para predecir los eclipses solares y los ciclos sinódicos de Venus que se producen antes del amanecer.
Los distintos pueblos de México llegaron en su escritura hasta la fase jeroglífica, pero los mayas lograron llegar hasta la fase silábico-alfabético, esto nos da una idea del avanzados que fueron; también perfeccionaron la numeración como consecuencia de la necesidad de contabilizar dichas observaciones astronómicas, las cuales tenían una base vigesimal que fue iniciada por los Olmecas en los siglos 3 y 4 antes de Cristo. Los mayas habían incluido el concepto del cero, el cual apareció mucho tiempo después en la numeración arábiga y esto es muy importante porque recordemos que el cero tiene una Concepción filosófica muy profunda pues representa la nada.
Esta cultura tuvo grandes avances astronómicos, lingüísticos y matemáticos desde el tercer milenio antes de Cristo, con un progreso científico polifacético, recordemos que muchas de las observaciones de los Mayas han llegado hasta nuestros días; ellos conocieron con gran exactitud las revoluciones sinódicas de los planetas Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. El concepto sinódico hace relación al tiempo que tarda un astro en volver a aparecer en el mismo punto de la bóveda celeste; o sea quiere decir que tenían muy clara la ubicación de los planetas, por ello calcularon los periodos de la Luna, el Sol y las estrellas, como las pléyades que para ellos señalaban el inicio de las fiestas religiosas; algo muy importante es que su cosmología se basaba en la vía láctea a la que llamaron Wakah Chan: Wak que significa “erguido”, Chan o K'an “cuatro”, “serpiente” o “cielo” y la relacionaban con Xibalbá que según la mitología Maya descrita en el Popol Vuhl, los Señores de Xibalbá eran quienes regían en el inframundo, y eran de carácter maligno. El camino hacia Xibalbá estaba plagado de peligros; era escarpado, espinoso y por era completamente prohibido para los extraños.
Los mayas tenían una concepción dual entre el cielo, el mundo y el inframundo, por eso cuando ellos hacían sus sacrificios tiraban a los sacrificados en los pozos o cenotes que son pozos de agua creados por la erosión y los desprendimientos que producen esas aguas. El zodiaco se basaba en la eclíptica y sólo los sacerdotes tenían acceso al conocimiento astronómico, pero la población los respetaba y organizaba su vida de acuerdo a las predicciones que hacían los sacerdotes; su calendario comienza en una fecha cero que posiblemente puede datar del 8 de junio del año 8.498 antes de Cristo, que es donde inicia el calendario Maya.
Tenían un calendario como el nuestro de 365 días, con 18 meses cada uno de 20 días y un mes intercalado de 5 días, El Tzolkin o Tzolk'in1 o la cuenta de los días, es el nombre dado a la versión maya del sincronario o ciclo sagrado de 260 días, constituido por veinte trecenas (o trece veintenas) utilizado en la Mesoamérica precolombina y equivalente al Tonalpohualli azteca. Este es uno de los calendarios más enigmáticos que ellos tuvieron, entre otros existentes, este calendario basa su origen en la aproximación a la gestación humana, qué es algo diferencial de las otras culturas, el calendario solar Maya era tan preciso como el que utilizamos hoy en día, todas las ciudades del período clásico están orientadas arquitectónicamente respecto al movimiento de la bóveda celeste, mucho antes que los egipcios lo hicieran; a su vez todas las culturas de Mesoamérica construyeron pirámides, mucho antes que otra culturas de la humanidad.
Sus edificios fueron construidos con el propósito de escenificar los fenómenos celestes, como el del castillo de Chichén Itzá donde se observa que ku klux klan la serpiente emplumada, la cual se va formando por las sombras que en los vértices durante los solsticios, las cuatro escaleras del edificio suman 365 peldaños que equivalen a los días del año, eso es algo que lo deja a uno admirado por su precisión matemática y astronómica. Existe también el Códice Dresde que contiene tablas astronómicas con una precisión extraordinaria. En sus numerosas estelas se encuentran los cálculos de los ciclos lunar, solar y venusiano; así como las tablas de periodicidad de los eclipses, a su vez la tabla de Venus se relaciona con los movimientos aparentes del planeta. Contiene además almanaques, tablas astronómicas y astrológicas, el horario de los rituales. Las referencias numen específicas son asociadas con un ciclo ritual de 260 días divididos en varias formas. De igual manera incluye instrucciones sobre los ceremoniales de año nuevo y descripciones de los lugares asociados con la deidad de la lluvia.
Buena parte de ese conocimiento perduró incluso después de la conquista, por supuesto de manera clandestina; esto porque cualquier situación que representara a los indígenas que habían sido conquistado se tenía por pagar, después estas se fueron mezclando con las costumbres de la vida diaria, que siguen vigentes hasta este momento, entonces podemos observar que la cultura Maya para ser tan antigua era demasiado avanzada; pero resulta que en Mesoamérica no solamente estaban los mayas también encontramos la cultura teotihuacana y los aztecas; tanto los teotihuacanos como los Aztecas tuvieron procesos de inculturación muy organizados y avanzados en temas como la astronomía y otros saberes, todos construyeron pirámides.
El interés en la astronomía se basaba precisamente en establecer los ciclos para la agricultura y también la crianza de los animales, entonces tenemos que también las otras culturas de Mesoamérica fueron muy desarrolladas y no son como las que Hollywood se empecina en presentarnos a través de películas como apocalípto.
Los aztecas, también llamados mexicas, por ello México se llama así, vivieron en los años de 1.325 a 1.521 estuvieron ubicados en la actual ciudad de México en la zona central y en América Central, extendiéndose desde México hasta Guatemala, esta civilización se desarrolló a lo largo de casi 200 años, influenciada en gran medida por las culturas anteriores; como la mayoría de culturas Mexicanas los aztecas eran politeístas, sus dioses estaban estrechamente relacionados con la vida agrícola y el ciclo solar, el máximo esplendor de esta cultura se dio durante los siglos 14 al 16. Ellos no sólo desarrollaron la astronomía y el calendario, sino que estudiaron y desarrollaron la meteorología para facilitar las labores agrícolas, esta civilización llegó a su fin con la llegada de los conquistadores encabezados por Hernán Cortés en el año de 1521.
En Suramérica encontramos la astronomía de los incas en el Tahuantinsuyo que significa las cuatro regiones o los cuatro puntos, esta es la cultura más representativa de esta parte del continente, que se extendió desde Chile hasta el departamento de Nariño, donde el Inca deja su huella, como se puede evidenciar en los desfiles de los carnavales de Negros y Blancos al son de las quenas, las flautas y los tambores con un colorido que representa esa cultura Andina.
Volviendo al tiempo presente encontramos un esfuerzo que muy pocos conocen en Colombia y es el realizado por el científico nariñense Alberto Quijano Vodniza, de ascendencia yugoeslava pero pastuso de nacimiento, el profesor Quijano es un astrónomo reconocido internacionalmente, desde muy niño inició su camino hacia las estrellas y su pasión por la astronomía.
Egresado de la Licenciatura de Matemáticas y Física de la Universidad de Nariño, fue becado por la Universidad de Puerto Rico, recinto Mayagüez, de donde se tituló como magíster en Física Pura, Alberto ha dedicado su vida a la docencia y a la investigación astronómica. Ha sido decano de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Universidad de Nariño, director del Observatorio de Astronomía de esta misma universidad, par de Astronomía en el ámbito nacional de Colciencias y su Grupo de Investigación en Astronomía recibió la máxima calificación de esta misma entidad. *(Pastotierracultural)
Ahora enfoca sus esfuerzos en el Centro de Ciencias de San Juan de Pasto que estará constituido por: un Observatorio profesional dotado de un telescopio de un metro de diámetro (el más grande de Colombia), un Observatorio aficionado para que sea empleado por niños y adolescentes de nuestro departamento y se familiaricen con el fantástico mundo de la investigación científica, un Planetario y un Museo de Ciencias Espaciales.
Este es un esfuerzo que conjuga el concurso de ilustres científicos de NASA como la dra. Adriana Ocampo y el Dr. Mario Pérez, quienes con su invaluable ayuda científica e interés permanente han apoyado el trabajo del Observatorio y el de los dignatarios gubernamentales de la región quienes han hecho posible el proyecto, facilitado los fondos económicos para realizar los estudios de ingeniería, arquitectura y pre-factibilidad económica del proyecto; la donación de dos hectáreas en la Loma del Centenario para la construcción del Centro de Ciencias, y la Universidad de Nariño quien conjuntamente con diferentes funcionarios de la misma institución han apoyado constantemente este trabajo. Destacando de manera especial los aportes de Karla Reyes (ex-alumna y actual profesora de Física de la Universidad de Nariño), por su valiosa ayuda en la formulación del proyecto ante los funcionarios de Regalías. De igual manera los arquitectos, ingenieros y economistas de la Universidad de Nariño que participaron activamente en el proyecto.
Los descubrimientos astronómicos realizados por el profesor Quijano y este proyecto, han sido objeto de múltiples reconocimientos por parte de la comunidad astronómica mundial. El último de ellos con ocasión de las capturas logradas en el transito del Cometa “2017 K2 (PANSTARRS)” entre muchos otros hallazgos en la bóveda celeste. A continuación relaciono los nombres de los científicos que se han pronunciado en su reconocimiento: Dr. Lindley Johnson – Oficina de Defensa Planetaria de NASA, Dr. Kelly E. Fast – Directora de la Oficina de Defensa Planetaria – NASA, Dr. Alan Stern – Director de la Misión de NASA que se aproximó a Plutón en julio del 2015, Dra. Adriana Ocampo – Científica colombiana de NASA, Directora de varias Misiones Espaciales, Dr. Vishnu Reddy – Científico de NASA – Misión OSIRIS REX, Dr. David Ardila – Cientifico colombiano del JET PROPULSION LABORATORY de NASA, Dr. Mario Pérez - Científico de la Misión JAMES WEBB – de NASA, Dr. Iván Ramírez – Ingeniero Aeroespacial de BOEING. Trabaja en los nuevos cohetes de NASA.
Esperamos que este nuevo Centro de Ciencias de San Juan de Pasto, contribuya a la formación de una nueva cosecha de científicos que desde los Andes de América le puedan aportar al todo el país y a la comunidad científica mundial; así como lo hicieron nuestros ancestros precolombinos.
*Presidente del Centro de Pensamiento Libre.
Fuentes:
BBC.
National Geographic.
Pastotierracultural.