Si yo fungiera de asesora de imagen en la plantilla de la Casa de Nariño, hubiera puesto todo mi empeño en que el dineral que se dilapidó en cortinas y almendras, por ejemplo, se hubiera invertido en calzoncillos fotogénicos, en antologías de fábulas con moraleja (más rápido se coge un mentiroso que un cojo y cosas así) y, por sobre todo, en un telepronter de última generación.
Para que la foto del presidente, posando de lector de El Pilón de Valledupar, luego de sobrevivir a una noche heroica en una vivienda gratuita del barrio Nando Marín, fuera diferente al meme que ha dado la vuelta al mundo provocando burlas. Para que su credibilidad no se le hubiera agolpado en los tobillos de las encuestas (al del cuento se le instaló en la nariz). Y para que cuando, sin querer queriendo, soltara una de las barbaridades que con frecuencia suelta, el consueta tecnológico pudiera corregirlo sobre la marcha. (Pilas con su intervención de hoy).
“Tenemos información amplísima de que las Farc están preparadas para volver a la guerra, y a la guerra urbana, que es más demoledora que la guerra rural”, dijo en el reciente Foro Económico Mundial, celebrado en Medellín. Lo dijo sin sonrojarse y con la mirada achinada clavada en el auditorio. Atragantado con las palabras.
Pero se le oyó y entendió c-l-a-r-i-t-i-c-o.
No creo que el exabrupto haya sido una metida de pata. Más bien un As que el jugador traía bajo la manga a la espera de la primera oportunidad. Y se le presentó. Y sacó la carta con una torpeza extrema, nadie puede quitarle lo bailado.
Desde la orilla en que se le mire, dio papaya.
Si es desde la de la oposición, la Santa declaración no tiene presa mala; toda ella sirve de argumento demoledor para los iracundos promotores del “No Más Santos”, quienes no pueden tirar la primera piedra en lo que a crear pánico se refiere (el castrochavismo, etcétera). Si desde la de la Unidad Nacional, cada aliado incondicional u oportunista del “Sí a la Paz” le gritaría (a Juan Manuel), si se atreviera, el famoso por-qué-no-te-callas del Rey Juan Carlos a Chávez. Si desde la de las manoseadas palomas, ganas no les faltarán de tratarlo como a estatua de parque, por haberlas usado para anotar semejante autogol.
Si es desde la de las Farc, Timochenko y Cía., conscientes como deben ser de lo poco que el pueblo los quiere y cree, dirán a los negociadores del gobierno que con interlocutores así, para qué enemigos. Desde la de la delegación oficial, estarán furiosos sus integrantes; cuatro años sudando la guayabera para que venga el capitán y patee la mesa…
Si es desde la de los colombianos del común, tan felices que vivimos (a comienzos de este año Colombia regresó a la cima del índice de felicidad del mundo, con el 85 por ciento, según el Centro Nacional de Consultoría), las preguntas pueden ser un montón.
¿Por qué enfatizó en la guerra urbana,
la del campo está dentro de la normalidad?,
¿se está lavando usted las manos como si se llamara Poncio?
“Tenemos información amplísima…”: ¿Ese “tenemos” es como el “nos” de los obispos o corresponde a varios?, ¿a cuántos y a quiénes? ¿Desde cuándo tienen esa información?, ¿por qué se la habían callado? ¿La Fiscalía ya citó al presidente para que la amplíe? ¿Está preparado el gobierno para velar por la seguridad de los colombianos si el plebiscito no pasa? ¿Son chantajistas las intenciones de paz de las Farc?
¿No era, pues, presidente, que si no resultaban los diálogos, nada distinto a lo conocido pasaría? Eso lo aseguró usted en los comienzos del proceso, memoria sí que tenemos algunos. (También grabó sobre piedra, en junio de 2010, que no subiría los impuestos). ¿Cree que el potencial poder destructor de la guerrilla acorralaría al Estado? ¿Por qué enfatizó en la guerra urbana, la del campo está dentro de la normalidad? ¿La llamada sociedad civil sería la culpable del recrudecimiento de la violencia?, ¿se está lavando usted las manos como si se llamara Poncio?
¿Atizar la zozobra es parte de la campaña publicitaria para el Sí?, ¿cuántas “metidas de pata” faltan entre el anuncio histórico y el día de la refrendación?
No subestime la inteligencia del respetable, presidente. (Es normal, pero aguanta).
COPETE DE CREMA 1: Por cuenta de la paz negociada —que tanto queremos y nos asusta a tantos—, Santos y Uribe se están convirtiendo en profetas del desastre. El que vote “Sí” es un vende patria y el que vote “No” es un apátrida. “No más Amenazas, Señores”, podría llamarse la campaña de los que llevamos del bulto.
COPETE DE CREMA 2: Hoy puede ser el gran comienzo del fin, qué nervios. Ojalá quede grabado en piedra; en telepronter, mejor. (Y ojalá aquél no meta la pata).