"El Estado ha sido tacaño con los actores"

"El Estado ha sido tacaño con los actores"

Diego León Hoyos, quien no ha hecho otra cosa en la vida que actuar, está enfrentado a una catástrofe: la pandemia acabó con el espectáculo. ¿Qué hace un actor?

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julio 30, 2020

No hay actor sin público y el coronavirus aniquiló la posibilidad de que la gente se reúna a disfrutar de una obra de teatro o de cualquier espectáculo; de reírse, de aplaudir, de compartir. Diego Leon Hoyos, quien ha dedicado su vida a la actuación, conversa con Juan Manuel Ospina sobre esta realidad inesperada y difícil en que la pandemia ha colocado a los actores en Colombia y en el mundo.

Juan Manuel Ospina ¿Qué hace un actor ahora sin su público?

Diego Leon Hoyos:  El problema no es del actor sino el problema es de la comunidad. Es que el primer espectáculo teatral fue el rito. Por eso el teatro esta pegado al la religión. El primer síntoma de cultura fue el rito funerario, que es tratar de que los seres humanos tengan alguna trascendencia. La religión y el teatro son iguales y ambas nos ayudan a soportar una cosa tremenda que es la enorme responsabilidad de nuestra individualidad y convertirla en algo colectivo. Eso lo hace la religión, el teatro y el deporte.

JMO: Esta pandemia le  quitó el disfraz  a la muerte y nos la puso de frente, sin antifaz. Vivimos un momento donde la muerte está con nosotros, eso tiene que cambiar la manera de relacionarse. Y en el arte y la religión hay la búsqueda de esa respuesta

DLH: La iglesia es reunirnos todos en un destino común, no importa la iglesia que sea. El sentido de reunión era tratar de entender una visión hacia lo que es inevitablemente trágico e inexplicable que es la muerte. Si algo nos acompaña es ese absurdo. Por eso creo que el origen del teatro fueron ritos, sacrificios. Mira que en la Biblia matan a todos los animales posibles. A través del sacrificio podríamos aceptar la vida propia y ahí nacieron la religión, el sentido de trascendencia, buscar un consuelo para la muerte y el arte teatral. Es que el teatro no es muy distinto a una misa que termina siendo una representación

JMO: Hay otro elemento que tiene que ver con el teatro que es la comunión

DLH: La comunión es la esencia del teatro. El teatro y la misa no son muy distintos

JMO: ¿Qué es lo más complicado de lo que se ha perdido para el teatro con esta pandemia?

DLH: Hay dos formas de actuación, la del teatro y la del cine. La televisión es un fenómeno contemporáneo, lleno de soledad, no existe esa comunión. El cine es un simulacro de lo que puede llegar a ser el teatro. En el cine estamos todos juntos como en la iglesia. Claro que hay conexión poderosa en internet, pero 50 personas atrapadas en ese magnetismo, en el rito de teatro, eso ya no lo tenemos.

JMO: Cómo se están defendiendo los actores. ¿Cómo están haciendo para pagar el mercado, los hijos el apartamento? ¿Ha habido algún apoyo del estado?

DLH: Vivimos en un país pobre que le tocó vivir una situación difícil que, no obstante haber destinado 6% del Producto Interno Bruto para asistirnos no ha sido suficiente, ha sido tacaño. Casi no se alejan de la regla fiscal. La situación es demasiado dramática. Hay muchas personas como yo que podemos aguantar, no tanto, pero hay gente que no pueden comprar la comida, que las agarró esto sin ahorros. En lo que yo conozco, el Ministerio de Cultura y el Teatro Colón han hecho una cosa que hay que agradecer, están emitiendo las obras que pasaron en el Colón, una remisión que no les produce beneficio alguno, pero el estado ha destinado un presupuesto y les llega, una platica a los actores que participaron en ella.

Es una ayuda discreta, pandémica. Los únicos actores ricos de la humanidad han sido los de Hollywood. Mintic ha hecho unas convocatorias para hacer películas y aspiramos a ellas, pero la crisis nos toca a todos, hasta los sectores más poderosos de la sociedad. Esta es una de las cosas más aterradoras que ha vivido la humanidad. Nuestros actores han buscado mecanismo ingeniosos, tener diálogos, presentan obras pero, volviendo al origen de nuestra conversación, si no hay rito, no hay teatro. Vamos a inventarnos otros mecanismos, confiemos que la vacuna esté en octubre, pero el confinamiento será hasta febrero y el teatro colectivo se va a acabar, al menos que corramos unos riesgos.

JMO: ¿El teatro volverá a ser lo que era antes de la pandemia o lo va a transformar todo?

DLH: Para el teatro esto es fatal, una representación sin público es imposible. Mientras haya pandemia no va a ocurrir y mientras la humanidad no logre acabar con esto, n hay mucho que hacer. Será el fin del teatro, el deporte también va a ser difícil sin una multitud conectada, eso se acaba, esa cosa tan brutal que produce humanidad, la iglesia también va a sufrir eso. Estos ritos van a estar muy mal. Sin embargo creo que a través de esto se pueden desarrollar cosas extraordinarias, un ejemplo es esta conversación.

JMO: En este mundo de la cultura, de lo religioso, de la comunión, es algo que no lo va a acabar el Coronavirus, nos hizo tomar conciencia que en la frivolidad que habíamos caído lo habíamos olvidado. Seguro resurgiremos, el teatro ha resistido muchas pandemias. Y esa necesidad no lo va a matar el Coronavirus.

 

 

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