Corrieron ríos de tinta respecto a los 100 primeros días del gobierno PETRO, conquistado en pleno apogeo del saqueo, repartija, borrachera del endiosado, pedante, eclipsado, tragicómico, truculento mandato de esa estrella fugaz -Iván Duque- corroída por la corrupción.
Irremisible, patético melodrama acentuado por los incalificables, reveladores escamoteos: 70 mil millones en Mintic; quinientos mil millones al Fondo de la Paz (OCAD-Paz); los inconcebibles, incuantificables refrigerios escolares, robos desconocidos por las copadas, impasibles ÍAS. Despojo, putrefacción, parapetadas, arropadas por el silencio cómplice del recién confirmado parlanchín, Bruce Mac Master, sojuzgado, vergonzante presidente de la ANDI.
Servil lacayo, inescrupuloso lobista, desvelado guardián de los privilegios de los desalmados, inequitativos, insaciables, irredentos gurús económicos, de la que dejó fehaciente, imborrable huella, en las reformas tributarias
Precedentes, Duque-Carrasquilla, rebautizadas por el engañabobos don nadie, con edulcorados eufemismos -"Ley de Solidaridad Sostenible", “…de inversión social”.”…de transformación Social Sostenible”- que esfumaron la clase media, provocaron muertos, miseria, daños incalculables. Revuelta social con cargo al ‘botaratas’, ‘manguiancho’ malandrín.
Cleptocracia idóneamente definida por Edward Ayola como: “nido, lavadero de criminales”, cuyos domesticados operadores -de bolsillo-: Contralor y Fiscal, fueron seleccionados a dedo como su semidiós. Monedas de cambio –incondicionales- de los extravagantes protervos intereses del belicoso, caprichoso, hipócrita, languideciente, medieval, tornadizo, tozudo cacique que convirtió al país en una Torre de Babel; algarabía, guirigay, que le costó el poder.
Castigo al ensimismado, primitivo, sinuoso innombrable, ícono de la derecha, santificado por la complaciente, mal llamada gran prensa, Punición infligida por la silente cólera, indignación del brutalmente engañado, estafado, defraudado, desencantado pueblo, causa de la aprensión, decepción, desconfianza con la actual decimonónica democracia; igualmente con las espurias, turbias autoridades, instituciones, públicas y privadas.
Pandilla que por décadas agenció la monumental descomposición, bajo la batuta del hoy afligido, nostálgico ‘viudo del poder’, en contubernio con los autodeclarados “perseguidores del delito”, que lo blindaron, maniobraron la creencia, premisa -para la exportación- que: ‘El que la hace la paga’; artilugio extorsiva, selectivamente administrado: “Para mis amigos todo, para mis enemigos, la ley”, fundamento de los dos entusiastas pedidos de preclusión del encartado mentor.
Delincuencial comportamiento -registrado por este humilde escriba- causa de la desfalleciente moral pública, génesis de la merecida, concluyente paliza electoral infligida al belcebú de marras -sin autoridad moral-, con las manos manchadas de sangre.
Pasado que franqueó el advenimiento del ‘gobierno alternativo’, del ‘cambio’, de la esperanza, confianza, justicia jurídica, restaurativa, social, impartida por la Comisión Internacional de Justicia prometida por PETRO, que deberá escudriñar los impensados, tétricos falsos positivos, la persistente megacorrupción, la bicentenaria, decepcionante, desmoralizante impunidad, que duerme el sueño de la injusticia, el despotismo, la tiranía que tienen despedazada, hundida a Colombia.
Raíces cuya data se remonta a los albores de la independencia, hiriendo -de muerte- la institucionalidad, ejemplificada por las multimillonarias, inexplicables ‘chocitas de oro’ que, por arte de birlibirloque, cayeron -cual maná- del cielo, al patrimonio de los bastardos zamarros: excontralor (‘Felipillo’), y exdirector DNP (‘el Pollo’). Ver:
file:///C:/Users/Usuario%20Autorizado/Pictures/El%20Espectador%20scan_20220705192031.pdf - https://youtu.be/MUk28xGFnr4
Cereza encima de la torta de nuestro indeseado, podrido paradigma político.
Antecedentes del clamoroso, punzante título de la columna -‘El tapen, tapen tras las manifestaciones’-, referida a las insólitas, injustificadas, irracionables, artificiosas, portátiles marchas convocadas a un mes de iniciado el Gobierno del triunfante GUSTAVO PETRO -la voz pueblo-.
Absurdas, cínicas, fraguadas, ominosas protestas, en busca de maniatarlo, debilitarlo fácticamente, sembrar el caos, la anarquía, pobladas por mercenarios alquilados, heterogéneas escorias humanas, azuzadas por la bifronte, cainita, impostada, prepotente, represiva, satánica, totalitaria, tumescente ultraderecha -en su mejor esencia- que, aliada al diezmado, fragmentado, impúdico, medroso, momificado, retrógrado conservatismo, intentan alborotar, calentar la calle.
Defensores -a ultranza- de los inconfesables, egoístas, lujuriosos intereses y privilegios de la autócrata, consentida, insaciable, mimada clase oligárquica, peluqueada por la conciliada, progresiva reforma tributaria, anticipada en campaña por PETRO-candidato, cimiento del berrinche, ladrido de la encallecida, endurecida, rapaz camarilla financiera, inmemorialmente habituada a apabullar, avasallar, discriminar, explotar, exprimir, oprimir, relegar, reprimir, trampear a la clase trabajadora, a través de gobiernos-títeres, de marionetas.
Pasatiempo favorito del energúmeno, infame, permisivo, sin hígados halcón del Ubérrimo, que como aliado es peor que como enemigo, quien, con indisimulado, inocultable desdén, odio, se refiere al legítimo inquilino de la ‘Casa de Nari’, deshonrada -en su época- por sus asiduos contertulios, los mandaderos de don Berna. Sociedad mutuaria que encubrió con antifaz los excesos, demasías de sus secuaces -matones a sueldo- que rememoro avergonzado.
No es hora de callar. La patria reclama -como escape de la apocalíptica convulsión, tensión social acumuladas- antes de traspasar el umbral, un cambio auténtico de actitud.