Del tango 'Envidia'

Del tango 'Envidia'

Este sentimiento ha sido representado en la pintura, la literatura y, por supuesto, en la música. Un texto a propósito de la gran canción de Francisco Canaro

Por: Laura Cecilia Bedoya Ángel
noviembre 19, 2020
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Del tango 'Envidia'
Foto: Pixabay

“Tremenda pasión esa de que nuestra memoria sobreviva por encima del olvido de los demás si es posible. De ella arranca a la que se debe, según el relato bíblico, el crimen que abrió la historia humana: el asesinato de Abel por su hermano Caín”, así lo escribió Miguel de Unamuno en Del sentimiento trágico de la vida.

En esta ocasión he escogido la envidia, considerada como uno de los siete pecados capitales, porque de ella se habla en un tango, además hay muchas frases que la definen y obras de la pintura y de la literatura universal que la representan.

La definición más común es que la envidia es el resentimiento del bien ajeno, por la falta de algo. El fondo de todo es el sentimiento o el anhelo que el envidioso tiene de que el otro tenga, bien definida por Santo Tomás como “pesar por el bien ajeno”. Por otra parte, el psicoanálisis dice que es una vicisitud del ser humano, del deseo de algo en una circunstancia especial de carencia, y por lo mismo se siente inferior o en una posición que no merece.

Se pone la envidia frente al sentido de la vista, referido a la manera de percibir el mundo y sobre todo al semejante.

Pero vamos a los versos (1):

Envidia, envidia siente el que sufre,

envidia siente el que espera

viendo que la vida entera

no es más que desilusión

(…)

Envidia de mis desvelos

envidia como el vencido,

porque jamás ha tenido

en la vida una ilusión.

(…)

En la literatura, concretamente en La Divina Comedia —o Comedia, como es el nombre original que le puso Dante Alghieri—, en el Canto XIII correspondiente al Purgatorio, se lee lo siguiente: "La envidia era el pecado que mira con deseo y repudio la fortuna y riquezas de otros, tomando cualquier oportunidad para quitarles o privarles de su felicidad". "Las almas de los envidiosos vestían túnicas grises de penitencia, y tenían sus ojos cosidos con alambre de hierro, recordando la forma en cómo los cetreros cosían los ojos de sus halcones para lograr entrenarlos —así se les hacía más necesario poder oír que poder ver—. Los ojos de las almas del purgatorio estaban cosidos porque por los ojos entra la envidia”.

Ahora bien, la envidia también ha sido considerada como resentimiento y deduzco que está en la estética de la fealdad tanto es así que “la envidia no tiene héroes como la ira que representa a Aquiles, hay algo rastrero, ajado y mezquino en ella que resiste todo embellecimiento. No queremos verla, y mucho menos reconocerla en nosotros mismos” (2).

La plástica también se ha encargado de representar la envidia, Giotto di Bondone, presenta la imagen de La Envidia que está en la Capilla de los Scrovegni, la pintura es una persona parada sobre fuego, le sale una culebra de la boca que le llega hasta los ojos.

Para continuar ilustrando este pasaje, contar entonces que es “el Monte Purgatorio, el embudo invertido donde las almas humanas, con la ayuda de Dios, superan la caída del hombre y escapan del Infierno” (3). Es un lugar de purga como su nombre lo dice, allí las almas hacen un escrutinio de lo que han sido sus vidas, le dan una mirada al pasado para conseguir la virtud del alma, este examen ubica entonces el tema en el uso de la razón, que es lo que se necesita en el purgatorio para ascender al paraíso.

Lo importante del proceso es que la ceguera hacia el otro cuando envidiaba se está curando, porque se da cuenta de que necesita al prójimo. La etimología da cuenta del hecho: la palabra italiana para la envidia es invidia, relacionada con el verbo videre, ver y deriva del verbo latino invidere “mirar mal”.

Este es un pasaje de El purgatorio contado por Dante en los siguientes tercetos:

Fue la envidia en mi sangre tan bullente,

que al mirar a otro ser afortunado,

la lividez mostrábase en mi frente.

(…)

Hilo de hierro, horada cual costura

sus párpados, a modo que al salvaje gavilán

que se doma en su bravura.

(…)

Y bueno, pues mi columna estaba dedicada a hablar del tango Envidia y me ha llevado hasta el poema Muerte de Antoñito el Camborio de Federico García Lorca:

¿Quién te ha quitado la vida

cerca del Guadalquivir?

Mis cuatro primos Heredias

hijos de Benamejí.

Lo que en otros no envidiaban,

ya lo envidiaban en mí.

Zapatos color corinto,

medallones de marfil,

y este cutis amasado

con aceituna y jazmín.

(…)

Regreso al comienzo, cuando Miguel de Unamuno sentenció que el crimen que abrió la historia humana fue el asesinato de Abel a manos de Caín y qué lazo con la primera historia del mundo hace el granadino cuando denuncia que es la misma sangre la que ha matado al Camborio.

Este tango Envidia invitado hoy se ocupa del hombre y de sus contradicciones, la muerte, acción sin enmienda, de la que no hay regreso posible.

…Envidia, envidia siente el cobarde,

envidia siente el que muere,

el que mata y el que hiere,

porque no tendrá perdón.

(…)

(1) Letra: José González Castillo, Antonio Botta, Luis César Amadori. Música: Francisco Canaro.

(2) Peter Kalkavage. La visión global de Dante.

(3) Idem.

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