El 27 de septiembre de 2022, Gustavo Petro viajó a Cúcuta a encontrarse con Freddy Bernal, gobernador del Táchira y hombre elegido por Nicolás Maduro para ser el custodio de la zona fronteriza.
El motivo en ese momento, era la reapertura del puente Simón Bolívar para tráfico pesado de mercancía después de siete años y una de las personas que esperaba al Presidente en el aeropuerto Camilo Daza era el pastor Alfredo Saade.
Su larga figura era muy notoria en la ceremonia realizada en el centro del puente. Desde esa fecha, el barranquillero ha regresado a una ciudad que considera como suya, donde empezó en 1995 su carrera como Pastor Evangélico de la mano de un brasilero y que ahora, sin soltarse de él, espera ser el primer costeño en aspirar a la Alcaldía de Cúcuta.
Las reuniones que empezó a hacer desde entonces con políticos de barrio se volvieron una costumbre mensual. Cada vez son más seguidas sus reuniones con líderes gremiales en lugares como el Club de El Comercio y en el imponente Centro Cristiano del barrio Los Pinos.
Allí, vive su mentor, Satirio Dos Santos, quien hace tres décadas lo ubicó en una Iglesia del barrio La Parada, el primero después de pasar el puente Simón Bolívar. Saade no ha ocultado su devoción por su mentor.
En noviembre de 2022 escribió esto desde su cuenta de Twitter: “Durante mi visita a Cúcuta, me reuní con mi pastor @PastorSatirio a quien le rindo cuentas en la tierra y de quien escucho consejos sabios. Al despedirnos después de casi una hora, me dijo: “oídos, ojos y boca tienes. Úsalos”.
Según Arturo Charria, coordinador del Centro de Memoria Histórica y quien fue Secretario de Educación de Cúcuta, Saade fue el puente que tuvo Petro para buscar contacto con Ramiro Suárez, temible barón electoral de la ciudad, condenado a 27 años de cárcel por asesinato y asociación con paramilitares.
Ahora, cuando es un hecho que Saade aspirará a la Alcaldía de Cúcuta, una de las ciudades claves por su cercanía con Venezuela para el nuevo gobierno, la bendición de Satirio es estratégica. En 1975, después de sentir lo que para él fue “la llamada del señor” en un sueño, decidió dejar Maceio, la ciudad brasilera donde nació y recorrer miles de kilómetros hasta llegar a Colombia.
Así dejó la pequeña panadería donde trabajaba y con los pocos ahorros que tenía, una noche se fue con su esposa y sus tres hijos. Recorrieron cuatro mil kilómetros por carretera hasta llegar a Manaos. Luego, canoas y largos tramos a pie para llegar a Leticia. De ahí, en avión a Bogotá. Se demoraron 45 días.
Satirio aún recuerda la fecha de llegada al Ministerio de Asuntos Exteriores, el 14 de abril de 1975, cuando les negaron la visa de trabajo. Infatigable, decidió escuchar lo que él creyó era la voz de Dios: tenía que ir a Cúcuta, una ciudad que jamás había oído nombrar y donde le esperaba su destino.
Consiguió una casa en arriendo en el barrio Guaymaral y según cuenta en sus homilías, hizo su primera invocación al Señor en un garaje. Aunque Cúcuta tenía tradición protestante desde 1913 cuando se fundó la Librería El Sembrador, aguantó insultos de los católicos que lo veían como al mismo demonio por su constante llamado a buscar la verdad en la Biblia.
Pese a los vejámenes, el número de seguidores creció rápidamente. En 1978 compró el terreno en la esquina de un potrero gigante en el barrio Los Pinos. Cuarenta y cinco años después, Satirio se mantiene fuerte y vital a sus 77 años.
Su Iglesia, llamada Centro Cristiano de las Asambleas de Dios, tiene una capacidad para 8 mil personas, tiene una cadena de restaurantes populares en toda la ciudad conocida como Puerto Seguro; un colegio llamado Ebenezer donde estudian dos mil niños, un mini centro comercial y parcelas donde se enseña a cultivar.
La presencia de su Iglesia cruza fronteras y hoy está también en Panamá, Ecuador, Perú, Argentina, Brasil e India. A principios de este siglo, intentó ir a Bután a evangelizar y después, en 2012, ayudó a Donamaris Ramírez París a salir elegido como Alcalde de Cúcuta.
En 2015, el entonces Alcalde le entregó la condecoración Juana Rangel Cuellar, máxima distinción de la ciudad y se estima que cerca de 20 mil feligreses tienen algún tipo de contacto con la Iglesia. A los que se suman unos cuarenta mil visitantes en las iglesias menores de la ciudad.
Ha logrado controlar a los sacerdotes y a alguno que otro Obispo que quiso convertirse en su enconado enemigo. Su poder es tal que su yerno, Jorge Antonio Trujillo, casado con su hija Sulamita, se lanzó a la Presidencia de la República en 2018 por el partido Todos somos Colombia.
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