El suicidio aterra y no se improvisa

El suicidio aterra y no se improvisa

"La muerte es un destino indiscutible, que a todos nos espera [...] ¿Cuál es la prisa de morir por lo que en la vida nos ocurra o padezcamos?"

Por: Martin Nicolas Barros Choles
noviembre 01, 2017
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El suicidio aterra y no se improvisa

Matarse es una decisión voluntaria personal. Ocurre por motivos particulares y por causas que algunas veces se ignoran o informan de forma escrita por quienes se autoeliminan para que las descubran después de la consumación del hecho nefasto. Sin embargo, la mayoría de veces estas son reservadas por los familiares o autoridades investigativas.

Suicidarse no es que sea muy fácil, bien sea ahorcándose, disparándose al corazón o a la cabeza, lanzándose al vacío de cualquier altura, envenenándose, intoxicándose, chuzándose, tirándose a los carros o cualquier forma que se utilice. Además, por lo general no es un acto improvisado, sino más bien premeditado.

El suicida es cuidadoso de su cronograma intencional. Algunos manifiestan sus intenciones reiteradamente, sin enojos y de forma desprevenida, a los que les restamos importancia muchas veces. El origen de los suicidios varía de acuerdo a las culturas, circunstancias excepcionales, convivencia social, tales como: particularidades personales, trastornos de salud, corporales, mentales y sentimientos espirituales, que algunas veces no se reflejan o sospechan en los suicidas. Esquivan hechos que puedan delatarlo, previniéndose de no caer en frustraciones para no lograr o coronar las intenciones de acabar con su vida. Entonces, ¿cómo presumir o adivinar de manera precisa los comportamientos internos de las personas con quienes convivimos y nos rodeamos para predecir y prevenir el suicidio?

La vida no es nada fácil. Ser feliz no es tener una vida perfecta. Ser feliz es reconocer que la vida vale la pena vivirla, en medio de imprecisiones, complejidades, adversidades, calamidades, padecimientos de enfermedades, acosos, infidelidades y cualesquiera sean los  problemas que atormentan, alteran y deprimen. No podemos dejarnos impulsar y arrastrar por las circunstancias negativas que nos atañen.  En la vida compartimos la gloria con el infierno, por vecindad. Vivimos en uno y otro lado sin percatarnos, ni imaginárnoslo, de manera inconsciente, en el horizonte que nos rodea.

Los suicidios son formas alternativas de quienes quieren claudicar el modus vivendi por no sentirse a gusto con la vida, por sufrir heridas profundas, que no dejamos sanar o superar que nutren los impulsos al suicidio de las personas afectadas. Las opresiones, persecuciones, depresiones, estrés, comportamientos de intensidad, atribulación, distorsiones, abandonos  represiones y obligaciones incumplidas conducen a un estado de desdicha e impotencia para enfrentar y defender los problemas que conducen al suicidio, sin que la referenciada tragedia recaiga de manera específica en determinado géneros, nacionalidad, color, estatura; aún cuando se consuman, en su mayoría, en edades que oscilan entre los 15 y 50 años, más en hombres que en mujeres.

La muerte es un destino indiscutible, que a todos nos espera. Ella nunca avisa y puede sorprendernos de manera natural, accidental y violenta. ¿Cuál es la prisa de morir por lo que en la vida nos ocurra o padezcamos?  Todo es posible de ocurrir o pasar en esta vida, pero los problemas tienen soluciones, aún cuando no siempre sean inmediatas. Lo malo es que no estamos preparados, para soportar pesares y martirio, mantear errores, perdonar traiciones, solventar crisis afectivas y sobresalir frente a las necesidades que nos descontrolan. La falta de orientación, estímulos sentimentales, apoyos indiscriminados, complementados con aferramientos, obsesiones, caprichos y obstinaciones inciden en la comisión de errores por debilidades o ignorancias. Todos los días son propicios para renacer, deshacerse de los karmas y circunstancias negativas, levantarnos, superarnos y resistir penitencias que fortalecen la espiritualidad.

No censuro la decisión personal-particular de quienes tomaron el camino equivocado del suicidio, dejando sentimientos amargos, hirientes y aterradores en la familia, amigos, compañeros y conocidos. Sería bueno que reflexionen aquellos potenciales suicidas, a los cuales exhorto en nombre de Dios, para que desistan de la intención macabra de quitarse la vida por cualesquiera sea las causa que los impulse. Últimamente se han venido incrementando los suicidios que afectan tanto a los rico como a los pobres de una manera alarmante, conforme a las  estadísticas de hechos noticiosos que anualmente se difunden. No reneguemos de la vida.

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