La educación es la base del desarrollo de una nación. Si queremos que nuestro país avance, progrese y se ponga a niveles como el de China, Finlandia, entre otros, lo que debe hacerse es educar a toda la población, sin distinción alguna y con base en los conocimientos científicos más avanzados. Esto sin olvidar que el objetivo de una educación universal, financiada por el Estado y gratuita en todos sus niveles y de calidad es contribuir a potenciar las fuerzas productivas y resolver los males que históricamente han lastrado el desarrollo nacional.
Sin embargo, cuando miramos detenidamente lo consignado en el Plan Municipal de Desarrollo de Villamaría para el sector educativo, encontramos algunas medidas que se alejan de los propósitos mencionados. Para comenzar, causa curiosidad el uso del concepto “capital humano”, propio del mundo economicista y mercantilista, visión poco adecuada cuando de educación se trata. El plan dice que “el fortalecimiento tecnológico será una prioridad para la enseñanza de la educación”, entendiendo que la infraestructura tecnológica es clave para mejorar y poner en funcionamiento los laboratorios de física y química de los colegios que han sido sometidos tradicionalmente al abandono estatal, además de computadores, tabletas, tableros electrónicos entre otros dispositivos y, por supuesto, la conectividad. Esto se vuelve más importante y necesario hoy, cuando conocemos las dificultades existentes por la pandemia y las limitaciones y cuidados que se deben tomar como el aislamiento social; pero si las mejoras en este campo no llegaban aún sin pandemia, qué podemos esperar en medio de esta.
El plan también habla de (…) “la capacitación continua de docentes”, pero no de respaldar los justos reclamos de los profesores, relacionados con un deficitario sistema de salud y los derechos laborales que se vulneran constantemente. La administración municipal debería comprometerse con esto y ser vocera y parlante de los reclamos del magisterio, estrechamente ligados al mejoramiento de la calidad educativa.
Y como si fuera poco, se promoverán las Alianzas Público Privadas (APP), las cuales esconden el interés de algún particular que, recibiendo los dineros públicos que el Estado transfiere, los administra con grandes beneficios económicos mientras se reduce paulatinamente la inversión por estudiante. Las APP se han convertido en un excelente camino para la privatización progresiva de la educación. Y aunque es buena la meta de incrementar en 0,5% la tasa de cobertura en el grado de transición, ya que debe buscarse la universalidad de la atención integral a la primera infancia, además de instaurar un sistema público que garantice los 3 años de educación prescolar, clave para el posterior desarrollo cognitivo y académico de los niños y niñas, el plan no aclara cómo será dicho incremento y queda la puerta abierta para hacerse generando hacinamiento en las aulas o construyendo otra institución con la fórmula de las APP, priorizando la privatización.
Para finalizar, en ninguna parte del plan se habla de levantar la voz ante el gobierno nacional para exigir el descongelamiento de los recursos provenientes del Sistema General de Participaciones, del cual se desprende la mayor cantidad de presupuesto destinado a la educación y es al mismo tiempo, el medio por cual el sistema ha dejado de recibir ingentes recursos. El plan de desarrollo y la administración municipal de Villamaría deben tomarse en serio el sector educativo y sumarse a las diferentes voces de todas las vertientes políticas, gremiales y sociales para exigir del gobierno nacional las soluciones que requiere el sistema y no vivir otros cuatro años con el sueño estancado de mejorar la educación de los villamarianos.