En 1951, un joven que apenas iba a cumplir 23 años, cobijado aún por sus cuidados maternos, conquistó la primera edición de la Vuelta a Colombia. Su mamá, como acompañante y patrocinadora, estuvo a su lado en esos días de competición.
Efraín Forero Triviño, quien trabajaba en la planta de soda de Zipaquirá, logró ese año lo máximo que podía añorar un deportista y más un ciclista de nuestro país.
Sesenta y ocho años después, y sin tener esos cuidados maternos, otro Zipa, quien también está caminando a sus 23 años, se ha subido a la cima de lo que alguna vez se le llamó la "Conquista de Europa".
Hoy, a solo 130 kilómetros, esa meta está a punto de cumplirse. Con la ayuda de Dios, Egan Bernal nos va a entregar un momento añorado, que muchos de los llamados escarabajos del país cafetero por excelencia han añorado.
El destino es uno solo y cuando esos sueños se convierten en fijaciones, sin mirar lo que queda atrás, llegan tarde que temprano, como le está a punto de pasar a Egan Bernal.
Ese es el sueño del Zipa y sus radiantes palabras lo dejan ya escrito.