El sueño de tener vivienda propia se está convirtiendo en eso, solo un sueño

El sueño de tener vivienda propia se está convirtiendo en eso, solo un sueño

En 2020, Jorge y yo decidimos, a nuestros 20 y 21 años respectivamente, comprar apartamento. Fue un momento de lucidez en nuestras vidas aún jóvenes...

Por: Miguel Antonio Gómez Álvarez
noviembre 28, 2024
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El sueño de tener vivienda propia se está convirtiendo en eso, solo un sueño

A mediados del año 2020, Jorge y yo decidimos, a nuestros 20 y 21 años respectivamente, comprar apartamento. Fue un momento de lucidez en nuestras vidas aún jóvenes, la motivación era ahorrar ahora que estamos jóvenes para tener una vivienda propia.

Así comienza esta historia, fuimos a ver un proyecto de vivienda y separamos cada uno nuestro apartamento, con nervios de la enorme responsabilidad que teníamos que afrontar, y también emocionados de poder lograr algo que hiciera sentir orgullosos a nuestros padres.

Durante los siguientes dos años pagamos puntualmente la cuota correspondiente para la cuota inicial, pues teníamos tiempo porque lo habíamos separado en planos, es decir que mientras construían los apartamentos íbamos pagando la cuota. 

Hicimos cierre de cuota inicial junto con el subsidio de la caja de compensación y en ese momento nos sentimos felices, aún no teníamos materialmente el apto, pero ya estábamos muy cerca, al menos eso pensábamos.

No fue así, la constructora nos exigió respaldar la deuda con crédito hipotecario, aún teniendo en cuenta que no íbamos a escriturar ese año, estamos hablando del 2022, en ese momento encontramos la primera barrera para hacer realidad nuestros sueños, el acceso al crédito hipotecario mediante bancos tradicionales, pues con contratos de trabajo en el caso de Jorge indefinido y en mi caso obra o labor fue imposible. Tocamos varias puertas y recibíamos solicitudes rechazadas.

En el caso de Jorge, él seguía insistiendo con un nuevo banco, en mi caso me dí cuenta que no me aprobarían y busqué otra alternativa, el Fondo Nacional del Ahorro (FNA), ellos me aprobaron el crédito y con eso continúe con la ilusión, sin embargo Jorge tuvo que desistir de la compra por no conseguir el aprobado del crédito.

No entendía por qué teníamos que demostrar un aprobado sabiendo que no íbamos a utilizar ese crédito porque aún no estaba planeada la entrega, aún así, el sueño de mi amigo se vió frustrado. 

Transcurrió un año, seguí ahorrando juiciosamente proyectando los gastos que tenía que asumir en escrituración y arreglos de mi apto, porque estaba planeado la entrega para finales de 2023, ¡ya sentía que era mío y que estaba muy cerca de lograrlo!.

No fue así, la constructora prorrogó la entrega para 2025, sí, dos años más. A pesar de la espera que esto significaba me sentía  feliz porque tendría más tiempo para ahorrar, en este momento siento nostalgia de recordarlo. Continuaré, como ampliaron el plazo de entrega, tuve que solicitar otro crédito, ya que el que tenía solo tuvo vigencia de 1 año, nuevamente acudí al FNA y me aprobaron el segundo crédito, me sentía tranquilo porque estaba cumpliendo con lo exigido, aunque no estuviera de acuerdo.

Hoy, 20 de noviembre 2024, se ha roto la ilusión de tener una vivienda propia, así como cuando sueltas un vaso de vidrio al piso, de manera implacable mi ilusión se hizo pedazos. La fiduciaria del proyecto me envió un correo indicando que no se había cumplido el punto de equilibrio y que me iban a devolver el dinero.

Me cuestiono respecto a lo que nos hemos convertido los individuos en esta sociedad de mercado, un número más, una cifra más, eso soy para ellos, pero y lo que siento, lo que me he esforzado, lo que he dejado de hacer para poder ahorrar y cumplir, ¿Dónde queda?

Ya no puedo contener el llanto, en este momento es mi único consuelo, fueron 4 años persiguiendo este sueño, haciendo sacrificios, dejando de salir de rumba, de comer en lugares finos, manteniendo un estilo de vida en la austeridad para que al final, todo termine con un correo.

Me rehusó a convertirme en una cifra más, a pensar que las demás familias que también tenían está ilusión, a que mi amigo que se quedó en el camino no tengan sentimientos y emociones que deban ser consideradas.

Me cuestiono al respecto, si hice lo que me exigían, ¿por qué tengo que pagar las consecuencias de que no hubieran vendido o que a propósito hayan hecho desistir a los demás, como lo hicieron con mi amigo? Intentaré dormir y espero que, al menos en mis sueños pueda conseguir mi tan anhelada vivienda propia.

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