Los organizadores de la Feria del Libro XXXIV –que finalizó el domingo pasado– programaron un cierre, por todo lo alto, con un homenaje a la literatura colombiana, que en estos momentos vive un auge, sin precedentes, con nuevos autores y un variado catalogo de géneros y propuestas.
La conferencia Reescrituras femeninas de la realidad colombiana puso en el mismo escenario a tres escritoras residentes en Miami: María Clara Ospina y su novela El sembrador de mariposas, una historia de la verdadera amistad, con el amor y los engaños, como telón de fondo. Pilar Vélez autora de El Expreso del Sol, una poeta que narra el viaje íntimo de una mujer que debe regresar a su pasado, para reconstruir su destino. Y Patricia Engels, autora de la novela Vida, conmovedora autobiografía de una mujer que vive extranjera en el país donde nació.
El buen momento que vive la la literatura colombiana en este lado del continente, lo confirma decenas de títulos, y autores, a lo largo y ancho de un país grande y diverso, que poco a poco viene propiciando espacios a los trabajos en español, en universidades, comunidades y clubes de lectura, gracias a la obstinada insistencia de pequeñas editoriales en español.
Ejemplo, la antología del escritor y periodista cultural Eduardo Márceles, “Literatura de la diáspora: 20 narradores colombianos en USA” (2017). Un bien intencionado inventario, que registra el nombre de 20 autores importantes, pero que deja por fuera a exitosos autores que brillan con luz propia:
Juan Carlos Botero, escritor y ensayista, ganador de varios premios literarios, autor de las novelas El arrecife, La sentencia, y con presencia en la Feria del Libro de Miami en mención. Su ensayo El arte de Fernando Botero fue declarado por el famoso escultor como lo mejor que se ha escrito sobre su obra.
Armando Caicedo, periodista y fabulador, quien ya nos sorprendió de entrada con su novela en el género de Lo real maravilloso, Viva el obispo ¡Carajo!, y este 2017 con su obra Concierto para delinquir, una novela delirante y divertida que se vive en Puerto Galeón, ciudad tropical a donde van a parar dos exiliados. Esta obra fue laureada en el Premio Internacional de Novela Kipus 2015.
Janiel Humberto Pemberty, autor de varios libros de cuentos, poemas y narraciones. Su novela La Música del olvido, relato desgarrador de la niñez desplazada hacia barrios marginales de su natal Medellín, sorprendió a sus lectores y logró cautivar a los jurados del Premio Planeta 2008 que la eligieron como finalista.
Enrique Córdoba, un trota mundos, exdiplomático, promotor cultural y consagrado cronista de viajes, ha publicado varios libros de reportajes, y se consagró con su obra El Marco Polo de Lorica, uno de los libros mas vendidos en Miami.
José Díaz Díaz, ensayista, poeta y novelista, autor de dos novelas, El Último Romántico y En busca de la infancia perdida. Esta última es una aguda reflexión sobre la infancia, esa etapa de la vida que, según el poeta Reiner Rilke “es la única patria posible de los hombres”.
Luis Carlos Fallon, profesor universitario y poeta por excelencia, autor de Mientras mueren las horas y Canto interior. Su trabajo más reciente es Festejos y quebrantos en la egregia Babel (2016).
José Satizabal, experimentado periodista, fotógrafo, y narrador, autor de la serie de relatos breves Soñé soñando que soñaba.
William Castaño, autor de la novela Flores para María Sucel, que en idioma coloquial y al mejor estilo costumbrista, cuenta una historia de amor en tiempos de agitación política en el viejo Caldas. Su otra novela, Ludovico, es una ambiciosa obra experimental de monólogos, sobre cómo vive y piensa un niño con síndrome de Down.
Patty Rebellon, se destaca con sus saga en el género policíaco Corazones elite, una historia de amor, pasión y valor que narra las intrépidas aventuras del capitán Andrés Martínez.
Luis Macias, docente y narrador, a pesar de varias años sin publicar, sigue escribiendo y dando a conocer entre sus amigos, relatos y cuentos infantiles.
Madeleine De Cubas, abogada y narradora. Ha publicado la novela Los zapatos de Isidoro y el libro de cuentos Un puerto llamado libertad.
Quizás se me escapan otros nombres, pero esta es apenas una muestra —a mano alzada— de este start-up y afortunado despertar de la literatura colombiana fuera del país.