Si usted no sabe que es una pet* estoy seguro que si la conoce, se trata de esos envases transparentes que en vienen las bebidas, entre ellas las que nosotros llamamos gaseosas y los jugos “naturales”, agua y demás menjurjes casi siempre super dulces incluso los dietéticos, que nos encontramos en el mercado.
También es muy probable que usted o alguien muy cercano esté sufriendo de este síndrome. Esto es, el de usar este envase, una vez consumido el líquido, lo cual dura el tiempo de un refrigerio, para cuanta cosa creativa y “ecológica” se pueda pasar por la mente de las revistas, blogs y programas especializados en tips; es decir, en dar ideítas para llenar la casa de más tonterías inútiles y de paso ayudar pretender ayudar al planeta.
Y es que la verdad estas pet se convirtieron en el artilugio por excelencia para hacer (mejor me ahorro la palabra) y de paso llenar de basura la casa, demorando tal vez unos días o meses para retornar esta vez más insalvables, puesto que llevarán pintura, pegantes y cosas adheridas, pues si se trata de reciclar, es mejor lavarlas y entregarlas limpias al reciclador, para que retornen fácil a la industria.
Si usted pone “reciclando con botellas pet”, en el buscador de Google, inmediatamente sale de primera la Campaña de las Naciones Unidas “A Limpiar al Mundo”, como si Pet significara ecología y no contaminación, al menos 50 años para descomponerse en presencia de oxigeno, o sea a la intemperie, nada se nos dice cuánto duran enterradas, si como insisto en el artículo El eco distante de la sostenibilidad** (ver link abajo) a las industrias, en este caso de bebidas, les dio por trasladarle el problema a la gente, entonces un día deciden sacar las botellas de vidrio del mercado, esas que están hechas de arena derretida, que se pueden reusar hasta parecer rocas pulidas y que al quebrarse o deteriorarse no es sino volverlas a derretir. El costo es casi ínfimo, como lo demostraron las cerveceras cuando decidieron que la botella sólo costaba $100, y no $500 a lo que las cobraban los tenderos, así el vendedor le pone de una vez los cien al precio, como ocurrió, y se desencarta del envase, generando un ingreso muy bueno para los recicladores. Y al que quiere devolver el producto le sale más barato.
Pero es más fácil inflar un pedazo de plástico y llenar el planeta de esas botellas, ahorrándose el trabajo de lavar los envases, (Ecología es que las personas hagan un poco de esfuerzo al retornar los envases y de paso recuperar algo de dinero), y no dejar a la imaginación de la gente resolver el problema. Imaginen esta idea que parece brillante: en un colegio, para que los alumnos “reciclen” les dicen que no boten la pet y la lleven en el morral y la vayan llenando con las envolturas de cuanta comida chatarra se ingieran, al final las entierran o las convierten en un ladrillo dizque para hacer casas ecológicas, también escuché algo parecido con las pilas de los celulares y de las otras: meterlas en bloques de cemento y hacer casas con ellas, ¿se imaginan la bomba de tiempo?
*El tereftalato de polietileno, politereftalato de etileno,polietilentereftalato o polietileno tereftalato (más conocido por sus siglas en inglés PET, polyethylene terephtalate).
** http://www.las2orillas.co/el-eco-distante-de-la-sostenibilidad/