El síndrome colombiano que crea miles de miserables

El síndrome colombiano que crea miles de miserables

El arribismo es uno de sus síntomas. De hecho, es el más representativo

Por: Octavio Cruz González
julio 15, 2021
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El síndrome colombiano que crea miles de miserables

El arribismo social que demuestran la mayoría de colombianos privilegiados o beneficiados por el éxito económico produce un síndrome en sus personalidades al cual denomino el de Víctor Hugo, a quien de antemano le pido disculpas por usar su nombre como referencia. Sin embargo, lo hago a raíz de los comportamientos humanos que narra en su magistral novela Los miserables. En cuanto en ella realizó y matizó las indignidades que asume el estrato que corresponde a la alta sociedad y de índole conservadora, por lo general negada a los cambios sociales y a una mejor repartición de la riqueza. Además de terca y congelada en el tiempo con respecto a los fundamentos ideológicos que la concitan, aspirando a conservar su clasismo y de paso su machismo, xenofobia, homofobia y todos los demás tipos de fobias sociales que exacerban buscando mantenerse en el poder, donde las mujeres deben y tienen que ser sumisas, y al mismo tiempo los pobres obedientes a unas leyes inequitativas e injustas, siendo estos temas fundamentales para mantener inamovible el orden de un estado anquilosado social y políticamente, en cuanto la burguesía y la aristocracia local tienen que conservar y sostener sus poderes e importancia.

Es así que en algunas partes de América a ese arribismo social se le denomina siutiquería, significando con este término que con él se quiere hacer resalte y referencia a un comportamiento de artificialidad, fingimiento y hasta de cursilería humana, asumido por las personas que, por ejemplo, en Colombia se clasifican de bien, o sea aquellos que llegan a adquirir algún nivel de realce social a través del poder político, económico o cultural, sintiéndose y creyéndose de más importancia que los demás, hasta el extremo que consideran que deben ser venerados para siempre, aún a costa de un comportamiento miserable e inhumano, ya que se llegan a creer que han sido amamantados en la teta de Venus, nacidos en cunas de oro o alimentados con cucharas del mismo material, queriendo de esta manera significar una importancia social que todos los demás tienen que respetar y mantener sin cambios en el tiempo, porque de lo contrario serán reprimidos, castigados o incluso asesinados por asumir, o con tan solo intentar, tener la osadía de pretender modificar sus privilegios, creando alrededor de ellos toda una infraestructura represiva dentro de los Estados, el cual en Colombia está totalmente a su servicio y presto a reaccionar contra cualquiera que se atreva a ir en su contra, tras acciones que se están viviendo en estos momentos de efervescencia social.

Lo peor de este comportamiento enfermizo es que en Colombia podemos ver y hasta nos hemos acostumbrado a que humildes personajes, por lo general deportistas o artistas, quienes al alcanzar el éxito personal sufren un cambio diametral en sus personalidades, hasta el punto que terminan desconociendo sus orígenes y empiezan a cohonestar con movimientos políticos y sociales que denostan de la pobreza, hasta el extremo que la impulsan y la multiplican con tal de obtener el mayor beneficio posible de ello.

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