El movimiento sindical del continente, que derrotó en el año 2005 el proyecto de Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), ha reafirmado su compromiso de participar en la construcción de proyectos alternativos de desarrollo para el hemisferio.
En ese proceso creó dos instrumentos de intervención y transformación sociopolítica contra el avance del neoliberalismo: la Plataforma Laboral de las Américas en el 2005 y la Confederación Sindical de las Américas —CSA—, fundada en 2008.
Desde el año 2014, la CSA, construyó la herramienta política conocida como “Plataforma de Desarrollo para las Américas” (Plada) para contribuir a los proyectos de emancipación política y económica en el hemisferio.
La Plada es una visión estratégica del desarrollo construida desde el movimiento de los y las trabajadores con los movimientos sociales (ambientalistas, campesinos, de mujeres entre otros) del continente y se basa en la definición de desarrollo sustentable que hizo en 1983 la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, establecida por las Naciones Unidas: “Desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las capacidades que tienen futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”.
Para avanzar en esta alternativa de desarrollo es fundamental que el movimiento sindical y sus dirigentes prioricen procesos propios de autorreforma que logren unidad, democracia interna, libertad sindical, la ampliación y el fortalecimiento de la representación de todas y todos los trabajadores. La autorreforma debe incluir la rendición de cuentas, la alternación en la dirección sindical, mayor participación de mujeres y de jóvenes y la inclusión de diversos colectivos laborales en condiciones de informalidad y precariedad.
La formación como estrategia clave del sindicalismo debe basarse en metodologías horizontales y democráticas para la interpretación y transformación de la realidad, promoviendo principios, valores, habilidades y destrezas para fortalecer los procesos de autorreforma y orientar las acciones de transformación política que implican construir un modelo de desarrollo sustentable alternativo al modelo neoliberal.
La Plada incluye propuestas de reformas políticas, sociales, económicas y ambientales empezando por una nueva relación entre el Estado, la sociedad y el mercado.
En la dimensión política se destacan las propuestas de reformas a los sistemas políticos y judiciales para impedir la injerencia de las corporaciones en el funcionamiento de la democracia, la democratización de los procesos regionales tales como Unasur y el Celac, el control ciudadano y la paz como un bien y un derecho de la humanidad.
La Plada rechaza los Tratados de Libre Comercio,
exige la renegociación de los actuales,
y aboga por la integración regional de infraestructura
En la dimensión económica la Plataforma rechaza los Tratados de Libre Comercio, exige la renegociación de los actuales y aboga por la integración regional de infraestructura para la promoción del desarrollo sustentable. Así mismo propone una reforma agraria integral y el establecimiento de una fiscalidad progresiva bajo la premisa “Quien más gana y tiene mayor riqueza, que pague más. Quien gana menos y tiene menor riqueza, que pague menos”.
La dimensión social incluye el concepto de trabajo decente y lo ubica en el “centro de la estrategia de desarrollo sustentable en las Américas y en uno de los componentes fundamentales para la superación del modelo neoliberal”. Dicha dimensión también propone erradicar el trabajo forzoso e infantil, libertad sindical y negociación colectiva, seguridad social universal y solidaria y reivindica el convenio 102 de la OIT como norma mínima de seguridad social. También incluye la promoción de modelos antipatriarcales, derechos para los migrantes, educación pública, gratuita y universal, erradicación de todo tipo de violencia, sistemas de atención pública en salud y lugares de trabajo sanos y seguros.
La dimensión ambiental por su lado acuña el término de “justicia ambiental” y propone la defensa y preservación de los bienes comunes (la biodiversidad, el agua, las semillas, los bosques, la energía y el conocimiento). Reivindica el agua como derecho humano y ante las consecuencias negativas del cambio climático sobre los pueblos exige una transición justa definida ésta como “el conjunto de políticas diseñadas para asegurar que la transición y el camino hacia una producción con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, ofrezca al mismo tiempo oportunidades a las y los trabajadores y a las comunidades implicadas. Con la finalidad que no sean ellas y ellos quienes paguen los mayores costos de las consecuencias negativas ocasionadas por cambios de los cuales no son los mayores responsables”.
Como puede verse es una propuesta completa del movimiento sindical, lejos de la tradicional consigna anticapitalista y procomunista del viejo sindicalismo y construida democrática, amplia y pluralmente por los trabajadores y trabajadoras de las Américas. Es una propuesta fácilmente adaptable a las condiciones propias de cada país y que pueden hacer como suyas los partidos de izquierda y progresistas de nuestras naciones.
Esta plataforma es suficiente para que el movimiento sindical colombiano se unifique, máxime si las tres centrales del país hicieron parte de su construcción y hoy son afiliadas a la Central Sindical de las Américas. Este compendio de propuestas debe ser asumido por todo el sindicalismo y por todos los trabajadores para poder decir con fuerza que el sindicalismo colombiano y continental sí tiene propuestas frente a un modelo fracasado como el neoliberal que solo ha dejado incalculables pérdidas ambientales, económicas, políticas y sociales, como las que padece Colombia en estos momentos.
ADENDA: Este jueves 17 de marzo decimos sí a la paz, sí al paro contra el modelo neoliberal en Colombia y por la unidad del movimiento sindical.