El sindicalismo democrático ante las aventuras totalitarias

El sindicalismo democrático ante las aventuras totalitarias

"Es tiempo de que la ciudadanía de bien sea convocada a la movilización para defender las instituciones legítimamente constituidas, rechazando el asedio comunista"

Por: Ariel Peña González
abril 12, 2019
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El sindicalismo democrático ante las aventuras totalitarias

Los seguidores de la estafa comunista del marxismo-leninismo con sus diferentes máscaras están convocando a un paro nacional el 25 de abril, siendo uno de los objetivos estratégicos apoyar a la camarilla de Nicolás Maduro en Venezuela, haciendo que el gobierno del presidente Iván Duque se distraiga y no siga con su política firme en contra del régimen castrochavista; ya que para estas corrientes totalitarias las huelgas y los paros tienen fines únicamente políticos, y las necesidades económicas y sociales de la población se usan como una simple excusa para sus torvos intereses.

La justeza de la protesta social está basada en buscar las reivindicaciones de los distintos sectores de la sociedad, pero los mamertos la utilizan de manera mezquina buscando desestabilizar al gobierno para llevar a la población a dictaduras como las de Cuba, Venezuela y Nicaragua, creyéndose ungidos no se sabe por qué fuerzas sobrenaturales. Utilizan a las masas como objetos en beneficios de los intereses de su secta. Por ello esa cáfila desprecia el diálogo social y la concertación como mecanismos para llegar a acuerdos y optan por las vías de hecho, igual a lo sucedido en el Cauca con el bloqueo a la carretera Panamericana por parte de la minga indígena.

Por ello el sindicalismo democrático debe de tener la suficiente capacidad de discernimiento para no dejarse usar por vendedores de humo que pretenden al convocar un paro nacional jugar al azar para buscar un levantamiento popular, pero sin interpretar genuinamente las necesidades de la ciudadanía, sino guiados por caprichos ideológicos a la espera de un “día de suerte”. Por eso precisamente hay que resaltar la independencia sindical fundamentada en el pluralismo, en donde el movimiento de los trabajadores no puede caer en los reduccionismos, las simplificaciones y las dicotomías que promueven los comunistas, creando dilemas entre socialismo o capitalismo, burguesía o proletariado e izquierda y derecha.

Mencionando a la izquierda y a la derecha, el filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1955) decía: “ser de izquierda es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil, ambas en efecto, son formas de hemiplejia moral”. Con esto demuestra el pensador ibérico que ese reduccionismo no es adecuado ni procedente. Los demócratas deberían mejor denunciar y enfrentar ideológica y políticamente al marxismo-leninismo enemigo de la humanidad.

También el sátrapa ruso de Lenin rechazaba de alguna forma el término izquierda. En su texto titulado La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo demostraría que al totalitarismo comunista las denominaciones izquierda y derecha no les preocupan, solo las usan como táctica de acuerdo a las condiciones para la toma del poder. Por ello los demócratas no se pueden dejar imponer las dicotomías del marxismo-leninismo, porque fue Antonio Gramsci que al hacer la mezcolanza entre el marxismo y el maquiavelismo buscaba dividir la sociedad frente a dos alternativos únicamente, siguiendo la premisa de Nicolás de Maquiavelo, quien planteaba que no había que permitir la neutralidad y buscar siempre que la sociedad no tenga sino un par de opciones.

El atraso conceptual e ideológico de algunos pueblos latinoamericanos, lleva a echar en el mismo costal al sindicalismo, la izquierda y el marxismo, claro que para el caso colombiano la situación es todavía más confusa, pues en los llamados grandes medios de comunicación hay “líderes de opinión” cuyo desconocimiento en la materia es aberrante, con lo cual la falta de sindéresis no permite que estos temas se aproximen a la realidad.

Al bodrio marxista no le podemos dar una ubicación específica en el espectro político, ya que es un engendro que se viste de muchas maneras o se camufla en organizaciones democráticas, y asume un papel progresista para engañar a despistados. En cuanto al sindicalismo, no se puede olvidar que el comunismo totalitario ha sido enemigo de la lucha de los trabajadores (solamente los utiliza) y Lenin consideraba a los sindicatos como un simple apéndice del partido o sea que eran únicamente una herramienta para la toma del poder.

La izquierda se consideraba a la Revolución francesa una corriente que buscaba las transformaciones sociales y el cambio de gobierno, luego el marxismo o comunismo totalitario que siempre pretende montar camarillas eternas en la dirección del Estado, de acuerdo a las enseñanzas de esta no se puede ubicar específicamente en la izquierda. De ahí hay que reiterar que el marxismo por su obcecación y superstición es antihistórico y no tiene ni vigencia ni defensa. Lo único que le ha aportado a la tierra son grandes desgracias y sufrimientos.

La minga indígena que duró casi un mes, chantajeando a la sociedad y el Estado, impidiendo el derecho a la locomoción de la ciudadanía por la carretera Panamericana, ha sido el abrebocas de la conspiración comunista en contra del gobierno nacional, por eso los mamertos cuando mencionan el paro que tienen programado,dicen: “ es la oportunidad más propicia del enriquecimiento mutuo, que permite la reconstrucción del tejido social como herramienta valiosa y practica de construcción de país, que nos permitirá entrelazar nuestra praxis, los sueños y la esperanza por una nueva Colombia”.

Cabe advertir que de acuerdo a la semántica del comunismo totalitario, cuando se hace alusión a la “Nueva Colombia” básicamente se refieren a que el país se convierta en una Venezuela o Cuba. Por ello defender la democracia es de vital importancia para conservar las libertades individuales. Ya es tiempo de que la ciudadanía de bien, que es el 97% de los colombianos, sea convocada a la movilización para defender las instituciones legítimamente constituidas, rechazando el asedio totalitario comunista.

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