Cinco años después de estar detenida, la exdirectora del DAS Maria Pilar de Hurtado, podría dejar Unidad Militar del Norte de Bogotá y obtener el beneficio de Casa por Cárcel. El Juez Quinto de Ejecución de Penas tiene la última palabra, pero lo más seguro es que Hurtado termine pagando su condena en una casa. La exdirectora del DAS, entidad adscrita a la Presidencia de la República y de toda la confianza de la Casa de Nariño, tuvo en sus manos todas las cartas para comprometer al Presidente Álvaro Uribe en la decisión de interceptar a los opositores de su primer gobierno como Piedad Cordoba, Daniel Coronell, Gustavo Petro, entre otros, caso conocido como las chuzadas del DAS. Pero prefirió guardar silencio.
En diciembre del 2010, cuando reventó el escándalo, viajó de incognito a Panamá, donde tuvo un momento de tranquilidad y felicidad: la vida pareció cambiarle. María del Pilar Hurtado se enamoró de Horacio Arteaga Montoya, un panameño que asesoraba a la Embajada de Estados Unidos en ese país, y se casaron. Fue su consejero, compañía solidaria mientras en Colombia le llovían piedras de fuego. Tenía además la tranquilidad de contar con la protección política que le aseguraba el presidente Ricardo Martinelli, cercano de Álvaro Uribe y a quien el ex Presidente le solicitó tener deferencia con su exfuncionaria.
Hurtado tomó el avión en un momento en que la orden de captura contra ella era inminente y el CTI le pisaba los talones. El Fiscal Guillermo Mendoza Diago, había abierto la investigación que desde el 2009 tenía enredado a Jaime Fernando Ovalle, funcionario subalterno suyo quien se ocupaba de coordinador el grupo de inteligencia G3 del DAS, y a quien su jefe, la directora Hurtado lo había involucrado en las interceptaciones ilegales, salvando su responsabilidad. En 2009 la Fiscalía también llamó a interrogatorio a 33 exfuncionarios del DAS, entre los que estaban el jefe de contrainteligencia Jorge Lagos y la subdirectora de operaciones Martha Leal, convertidos luego en testigos claves, que no dudaron en señalar a Hurtado como la persona que daba las instrucciones en la entidad.
Llegaron nuevas evidencias del espionaje ilegal que hacía el DAS. Se documentaron los seguimientos al entonces director del colectivo de abogados José Alvear y excongresista del Polo Alirio Uribe, que revelaban la intencionalidad del trabajo de inteligencia: el anzuelo que utilizaron para irrumpir en su intimidad fue la empleada doméstica a la que se acercaron a través de otra mujer que se encargaría de ganarse su confianza. Y lo lograron. A través de ella invadieron con micrófonos la vivienda de Uribe y para dar cuenta de sus movimientos cotidianos alquilaron un apartamento vecino. Empezó luego una guerra psicológica a través de llamadas anónimas a su esposa para generarle sospechas de comportamientos de infidelidad. El propósito: desestabilizarlo emocionalmente y quebrar a uno de los más férreos opositores del Uribismo quien habia llegado al congreso de la mano del senador Iván Cepeda, uno de los más férreos contradictores de Uribe en el tema del paramilitarismo. La dupla Cepeda-Alirio Uribe tiene un libro: Tras la huellas del Ubérrimo.
Advertida de las dificultades judiciales, Hurtado alcanzó a viajar ya con Juan Manuel Santos en la Presidencia pero cuando aun no se había dado la honda fractura con el expresidente Uribe. Salió del país sin dificultad y además pronto, el 9 de noviembre del 2010 el Presidente Martinelli le concedió el asilo exprés que necesitaba. Se le despejó el horizonte laboral y su estabilidad afectiva le auguraba muchos años de residencia en Ciudad de Panamá. Sin embargo las actuaciones judiciales en Colombia iban en dirección contraria y no le favorecían. El colectivo de abogados José Alvear, liderado por el abogado Luis Guillermo Pérez, cuyos abogados habían sido víctimas directas de las chuzadas, no estaban dispuesto a dar el brazo a torcer: se habían propuesto lograr que Maria del Pilar Hurtado le diera la cara a la justicia colombiana.
La Fiscal Vivianne Morales solicitó en junio de 2011 su detención y a la Interpol emitir circular roja y a finales de ese año, el 13 de diciembre, la canciller Maria Angela Holguin acudió a la figura de extradición, algo que el Presidente Uribe entendió como una retaliación hacia él por parte del gobierno Santos quien tenía su foco puesto en la negociación de paz con la guerrilla de las Farc, en contravía a lo acordado con el ex Presidente Uribe cuando éste le apostó al nombre de Santos para sucederlo. La guerra entre los dos gobernantes se calentaba cada día más. El caso de Maria del Pilar Hurtado y Andrés Felipe Arias, dos funcionarios del corazón de Uribe se volvieron munición política.
Y aunque la Procuraduría la sancionó con 18 años de inhabilidad para ejercer cargos públicos, el tema penal se adormeció y durante casi tres años no se volvió a mover, hasta la llegada de Eduardo Monealegre a la Fiscalía. El 30 de mayo del 2014 solicitó su extradición.
La gran carta que le permitía a Hurtado llevar una vida más o menos tranquila en Panamá era al protección presidencial de Martinelli. La suerte le cambió radicalmente con las elecciones del 2014: el opositor Juan Carlos Varela, ganó la presidencia-. El 14 de enero del 2015 el gobierno de Panamá le negó el estatus de refugiada y 15 dias después la Circular roja de Interpol se hizo efectiva y Maria del Pilar Hurtado, señalada de ser el cerebro de las chuzadas en el gobierno de Alvaro Uribe, era deportada rumbo a Colombia.
Aterrizó el 31 de enero sola. Su esposo panameño no la acompañó. Llegó directo al bunker de la Fiscalía. La esperaba una condena de catorce año por los delitos de falsedad ideológica, peculado por apropiación, actos arbitrarios e injustos, concierto para delinquir y abuso de función pública.
No habían pasado 48 horas de su detención cuando llegó el abogado del colectivo José Alvear, Luis Guillermo Pérez, a su lugar de detención provisional. Quería estar frente a frente.
Quien no había podía faltar era el Presidente Uribe, un gobernante que nunca deja solos a quienes han estado con él, en las buenas y en las malas. Esperó quince días para pedir autorización de visitarla y allá llegó el 28 de mayo a donde habia sido trasladada a la cárcel del Buen Pastor.
Su abogado Jaime Camacho logró su traslado primero a la Escuela de caballería en el Parque Nacional donde está recluido Samuel Moreno y luego al Centro de Estudios Superiores (CESPO) en Suba, donde ha permanecido el último tiempo y donde está detenido el también exdirector del DAS Miguel Maza Márquez.
Quienes la han visitado reconocen las buenas condiciones de las instalaciones donde permanece. Rodeada de zonas verdes, pero también de la soledad y depresión que la atropella. Sin embargo nada la ha doblegado en su decisión de negarse a aceptar propuestas de la Fiscalia de colaboración con información para buscar rebajas de penas, que habría significado involucrar a su único jefe y a quien le reportaba en la Presidencia: Alvaro Uribe Velez. Vio destruir su matrimonio, sacrificó su futuro profesional, la ausencia en la vejez de unos padres que van sintiendo el peso de los años y seis duros años de cárcel. Su silencio sigue inquebrantable.