Entre noventa artistas hay de todo. En esta exposición de la Galería El Museo el papel es el protagonista. El papel es el comienzo de cualquier obra pensada. El papel ha sido el aliado esencial de la creación artística, y también el soporte para experimentar técnicas. Me parece muy bien que este mundo de las instalaciones, tenga el respeto histórico de seguir promoviendo algo que ha sido y será importante en el mundo del arte.
Miler Lagos, Cimiento japonés,2016
La exposición comienza con un boceto más bien mediocre de Andrés de Santa María de 1911 que le da validez a la lectura histórica de la exposición, pero acaba con cosas transcendentales. Miler Lagos participa con dos obras, Los Troncos de Papel, una magia perversa mediante la que reproduce reconocidas imágenes de la historia del arte; y Los Lagos en donde otra vez el papel es el soporte y la técnica. El artista hace las formas de los lagos y lo llena de resinas azules transformando el papel en una proyección de la obra.
También están los maestros de los 50 del siglo XX. Guillermo Wideman presenta una bella acuarela de 1963 en donde deja la anécdota y se dedica a la abstracción. Como siempre Ana Mercedes Hoyos con sus técnicas mixtas nos muestra esa poca reflexión que hay en la trayectoria de la obra más concentrada en el reconocimiento del sentido común como el bodegón de Caraballo en la carátula del directorio telefónico. Ella repite lo reconocido por el público, en esta exposición son los girasoles de Van Gogh de 1986.
Fernando Botero ha sido siempre un maestro. Un impecable bodegón muestra la exactitud con que maneja cualquiera de sus técnicas.
Carlos Rojas está con un collage interesante porque busca en el papel la exploración y la expresividad de un material en términos geométricos.
José Manuel Ballesteros, Desnudo, 1980
La obra del español José Manuel Ballesteros muestra un dibujo impecable que sorprende por su manejo de la punta del lápiz, del que sale una delicadeza muy académica del cuerpo humano.
Como es una muestra internacional, está también Armando Morales, un nicaragüense que llegó más allá de los límites del dibujo y la pintura. Él relaja el tono quitándole el peso a la superficie. Sus obras son misteriosas, atmosféricas. Aquí está con unas bañistas de 1977.
Está también Luis Caballero con su manejo del cuerpo masculino en todas sus expresiones, todo centrado en el mundo después de la sensualidad, pero en momentos, fragmentos, instantes específicos.
Óscar Muñoz es el artista más importante porque ha investigado hasta lo imposible. Aquí muestra una primera aproximación a la realidad en un dibujo en donde fragmenta la realidad posible de un inquilinato.
Está Pedro Ruiz. El papel siempre ha sido su medio. Con imágenes muy sencillas maneja conceptos complejos. Aquí muestra un desplazado llevando una bella flor a cualquier lugar.
Diego Hernández, de la serie De todo lo que puede hablar no he hablado, 2019
Diego Hernández es otro malabarista que junta la fotografía con el dibujo y el papel. De una vieja imagen concluye una historia sin contar.
También les muestro hoy una interesante presentación de la curadora del Museo Antropológico de Madrid y Nadín Ospina.