He tenido la grata oportunidad de conversar con dos grandes personajes y protagonistas de la televisión colombiana, después de leer con detenimiento y preocupación el derecho de petición suscrito por la MAAC al gobierno nacional, en procura de buscar recursos para la actividad artística y cultural en nuestro país. Son ellos Julio Cesar Luna y María Eugenia Penagos, ampliamente conocidos, respetados y queridos por el público colombiano. De Julio Cesar Luna puedo decir que crecimos con él, viéndolo en la pantalla chica al punto de pretender algún día de nuestra vida ser como él. Su figura hacía suspirar a las quinceañeras y a las señoras que no podían ocultar su profunda admiración y se rendían ante su inocultable e indiscutido talento. La cita semanal en los viejos televisores a blanco y negro era sagrada, lo vimos actuar en diferentes series y novelas y es, sin duda alguna, un señor de la televisión que ha trascendido fronteras y generaciones. Sobre María Eugenia Penagos se puede afirmar que es una estrella, dueña de una sencillez y calidez excepcionales que ha levantado permanentemente su voz para reclamar los derechos de actores, gestores culturales, artistas y de los diferentes protagonistas del arte nacional.
Julio Cesar Luna y María Eugenia Penagos lideran y son voceros de este importante gremio que tantas satisfacciones ha llevado a los hogares colombianos. Nos enseñaron a sentir, a pensar, a llorar y a reír durante nuestra vida. Colombia entera les debe ese público agradecimiento que debe traducirse en ayudas efectivas y en importantes recursos que permitan mitigar la difícil situación que atraviesan debido a la pandemia de COVID-19 por cuanto obligó a la suspensión de espectáculos, presentaciones y eventos de los cuales obtenían sus ingresos. Sobra decir que los artistas colombianos son contratados sin las condiciones básicas que les permitan obtener una pensión, permitirse unos ahorros o, simplemente, poder vivir en la tranquilidad de un confinamiento por largos períodos. Viven de sus actuaciones, de sus shows, de sus espectáculos y de los escasos recursos que les llegan merced a fondos provenientes de una estampilla procultura. Hoy sus sonrisas, esas que compartieron plena y generosamente con nosotros, son un recuerdo lleno de nostalgias y angustias.
En el manifiesto expresan, entre otras cosas, que se haga “efectiva la transferencia de los recursos de la estampilla procultura destinados para la salud y pensión de artistas y trabajadores de la cultura, ampliando su destinación a personal técnico de la industria creativa, con un aprovechamiento territorial mayor al 20%, como está estipulado en el decreto 475 de 2020”. Igualmente manifiestan “en su gran mayoría dependemos del trabajo intermitente con contratos por prestación de servicios, sean estos, por labor, horas o a destajo, lo cual nos ha mantenido en el limbo jurídico, sujetos a prácticas malsanas de pagos diferidos entre sesenta y ciento veinte días, convertidos en subsidiarios de empresas y supervivientes del día a día”. Y justamente y en derecho reclaman al gobierno nacional, ante un momento tan crítico para el gremio de artistas colombianos, que se destine “un recurso económico, que funcione como un seguro de desempleo, no menor a un SMLV, de carácter inmediato, para los artistas, gestores culturales, técnicos y trabajadores formales, informales e independientes, de todas las áreas del sector creativo, artístico y cultural en general: arte dramático y teatro, cine y audiovisual, artes plásticas y visuales, música, danza, literatura, artes circenses, gestión y emprendimiento cultural. El gobierno nacional debe tener en cuenta que debido a la crisis actual, se cancelaron un sinnúmero de proyectos de toda índole (obras de teatro, conciertos, eventos masivos, rodajes y grabaciones audiovisuales, festivales, ferias), lo cual impacta directamente en el ingreso de los trabajadores del sector”.
Como colombiano y televidente no puedo sustraerme a este clamor que nos concita a tomar conciencia sobre el papel fundamental del arte y de sus actores y protagonistas. Más que trabajadores del arte, ellos han sido y son gestores de paz y de concordia en el territorio nacional, embajadores de lo bueno y grande de nuestra patria y formadores de caracteres y voluntades. Imposible imaginar un mundo o una patria sin su presencia, sin su mensaje de solidaridad y esperanza; su sola imagen evoca momentos buenos, de instantes gratos vividos en familia, de tiempos grabados en la memoria colectiva y de mensajes labrados en la conciencia nacional.
Tenemos una deuda de pago impostergable con el gremio de artistas y actores colombianos, este es el momento justo para que todos elevemos nuestra voz para expresar nuestra solidaridad con estos bellos y excepcionales personajes que día tras día fueron invitados a la sala de nuestro hogar mientras el cálido abrazo de nuestros padres acariciaba nuestra niñez y adolescencia. Nada más justo que retribuirles lo que en justicia les corresponde.
Nuestra palabra de solidaridad con Julio César Luna y con María Eugenia Penagos, y a través de ellos con todos y cada uno de los artistas y actores que nos facilitaron y alegraron la vida conduciéndonos por senderos de afecto y solidaridad. Hoy todos somos artistas, todos somos actores, todos debemos ser esa tendencia hasta llegar a oídos del gobierno nacional para que de una vez por todas se salde esa deuda que por décadas hemos postergado.
Un simple y emotivo gracias a ellos por su presencia, por su voz, por su imagen, por permitirnos soñar y elevarnos hacia regiones que dibujaron en nuestros pensamientos más íntimos. Jamás acabaremos de pagar y reconocer su verdadera labor, pues la vida del artista se ha constituido es un show continuo y constante, un reír en medio del dolor y la tragedia, una paradoja inentendible e inexplicable en nuestra patria.
Que clamor tan grande y tan sencillamente profundo, lleno de la fortaleza de la gente buena, cuando en su manifiesto expresan al gobierno nacional: “Señor presidente, desde la MAAC sabemos que nuestra nación saldrá adelante de esta problemática mundial, y estamos seguros que se logrará actuando en sincronía con los trabajadores y emprendedores del sector. Lo que está en juego es la dignidad de los trabajadores del arte y la cultura de la tercera edad, independientes e informales, técnicos y profesionales, y micro, pequeños y medianos empresarios. Esperamos el respaldo decidido de su administración”.
Los colombianos esperamos esa efectiva y pronta respuesta del gobierno nacional. No debe haber dilaciones ni excusas. Nuestros artistas nos necesitan, el show debe continuar….