No es que sea la noticia más importante del mundo y menos en este momento en el que Rusia intenta acabar con Ucrania, Colombia está en guerra de egos (o elecciones) y tantas cosas más realmente serias… en fin. Pero no hay que desconocer lo interesante que resulta ver a los bandos en favor y en contra de Will Smith y el cacheteado Chris Rock, sin dejar de lado al libretista del “chistecito” que puso a Rock a decir pendejadas que no midió y de las que todos se reían a carcajadas, incluido Smith, hasta que Jada Pinkett -su esposa con alopecia- se molestó.
Hace un buen tiempo, la Corte Constitucional reformó la carta magna colombiana y -entre otras- prohibió las burlas y los chistes sobre defectos, discapacidades, homosexualismo y gracejos machistas o feministas que en nada contribuían con el bienestar y la valía de los afectados, y más bien sí que los hacía pasar mal. El bobo, el tuerto, el boqueto, el calvo, el gay, la vagabunda, el tatareto, el cabezón, la gorda… podría nombrar infinidad más, pero todos tuvieron su chiste en los personajes de Guillermo Zuluaga, Montecristo. Para quienes no lo conocieron, él era un paisa que a todos los de ese entonces (de los 60 a los 90) les parecía graciosísimo y fue premiado como el “Mejor humorista de América” (América a lo colombiano, claro). Uno lo escucha hoy, se cobrecoge y hasta las #MeToo saldrían a marchar de escuchar semejantes cosas. Para la muestra les dejo este link; inclusive el famoso Don Francisco celebra en el siguiente video los chistes que gracias a la ley ya no tienen cabida entre nosotros
Cuento todo esto, porque estuve buscando en las leyes estadounidenses que defienden vehementemente a las minorías, pero en las que no encontré nada referente a los chistes de mal gusto a costillas de quienes son de X o Y forma y que le dieron de comer por muchos años a Montecristo. Eso quiere decir que, como los chistes de adolescente del libretista de Los Oscar e interpretados por Chris Rock como una marioneta, el humor de Montecristo cabría perfecto en la gala de las estrellas de cine. Curioso, ¿no?
Hoy Will Smith -bien o mal- está en boca de todos, tiene dividida a toda la sociedad gringa y fue sancionado para no asistir a nada que huela a premios Oscar, cosa que -la verdad- me parece una delicia poder quitarse de toda esa parafernalia a la que él ya había renunciado. Por su parte, Chris Rock recibe ovaciones de pie y las entradas a todos los espectáculos de su gira por Estados Unidos, desde el insuceso, están agotadas; el libretista de los premios Oscar -quien fue de los primeros en salir a decir que fue su culpa por poner el chiste en el libreto de los premios de la academia, parece borrado del mapa; ni se nombra, cuando fue el primero en culparse; y, para completar, dicen las noticias que la afectada y objeto del “desafortunado comentario” le dio la espalda a Smith, su esposo. De todo se ve.
Mi conclusión es: ni el libretista debió poner esas líneas, ni Chris Rock debió leerlas (le faltó criterio), ni Will Smith debió subirse cual matón de barrio a cachetear al otro. No se salva ninguno. Por lo visto, el “Show de Montecristo” tendría cabida en Hollywood.