El senador liberal Mariño Castaño, esposado y cabizbajo, llegó escoltado por el Inpec al noveno piso de la Corte Suprema de Justicia en donde aceptó ser el cerebro de una red de corrupción que manejaba desde su oficina y aprovechaba su UTL para cobrar coimas y pagaba sobornos a cambio de millonarios contratos de obras públicas en el Valle del Cauca, Tolima y Risaralda que ascendieron a los $60 mil millones. Mario Castaño se abrió camino en 2008 como presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de Bebidas Alcohólicas, Fermentadas y Espumosas (Sintrabecólicas) y luego entre los liberales al lado de su jefe natural César Gaviria quien le dio su bendición para llegar a la Cámara de Representantes en 2014.
En 2018 dio el salto al Senado y a pesar de ser las denuncias con evidencia -audios y testimonios- en su contra que lo involucraron en una red de corrupción en febrero de este año, Mario Castaño continuó firme en campaña. El 13 de marzo sacó 68.351 mil votos que lo reafirmaban una vez más como barón electoral del departamentos Caldas.
Después de aceptar 19 delitos, Mariño Castaño podría obtener una condena anticipada de 15 años en la cárcel. Este es el comunicado de la Corte Suprema:
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