La campaña de la segunda vuelta presidencial que acabamos de vivir fue tal vez una de las más agresivas en la historia reciente. El antiuribismo compitió de manera feroz —pero sin éxito— con el antipetrismo en un ambiente de polarización tan extremo, que llevó a estos primeros atacar también a quienes no se decantaron por ninguno de los dos candidatos.
Se hicieron ataques muy duros desde las toldas petristas. Por ejemplo, a Fajardo se le calificó de indolente, a Robledo de traidor, a Carlos V. de Roux de vendido, a Manuel Rodríguez B. de patético, a Carlos F. Galán de cómplice del paramilitarismo y a Juanita Goebertus de acomodada. Se dijo que quienes votaron en blanco eran uribistas solapados, pusilánimes, cómplices de la guerra y que su voto estaba manchado con sangre.
Lo que no sabe la gente es que en la llamada lista de la decencia —esa que sirvió de plataforma para la candidatura de Petro y la Colombia Humana— existe un candidato que votó por Duque. Se trata del trovador y humorista Jonatan Tamayo Pérez, conocido como “Manguito”.
Manguito no solo votó, también promovió abiertamente la candidatura del Centro Democrático, y se lo expresó a Álvaro Uribe, el jefe de ese partido, además de tomarse fotos con el senador del Partido Conservador Hernán Andrade que orgullosamente mostró en su Facebook. Ya se sabe por boca del mismo Manguito (desde Rusia) que esperará a ver si el gobierno de Duque “es malo” y que no se declarará en oposición.
A tal extremo llegaron las agresiones, que vimos cosas como esta en redes contra quienes se atrevieron a señalar la doble moral de los que cuestionaron el voto en blanco:
La bancada de Petro que pretende llamarse la voz de la oposición inicia enredada, pero no solo por Manguito. El mismo Petro ha enviado mensajes confusos para sus propios seguidores, al invitar al nuevo presidente electo, Iván Duque, a que participe con él en un comité promotor de la consulta anticorrupción. El otrora representante del pasado, la corrupción y la vieja política es hoy un posible aliado para derrotar la corrupción.
Ante la noticia, algunos se preguntaron: ¿no sabían que tenían un uribista en su lista? Si sabían, ¿por qué lo ocultaron? Si no, ¿por qué guardan silencio ahora pero atacaron a quienes votaron en blanco? Al parecer hay quienes buscan el enemigo donde no está, y que para completar, descuidan su propio movimiento o usan el silencio selectivo. ¡Qué fácil resulta eso de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio!
¿Fue el voto en blanco el responsable de la derrota de Petro?
Duque le sacó 2,3 millones de votos a Petro y los votos en blanco fueron apenas 800 mil, así que no fueron decisivos, ni aportaron a ninguno de los candidatos. Como lo señaló Hernando Gómez Buendía, director de Razón Pública, aunque quienes votaron en blanco hubieran votado por Duque o Petro, casi que con seguridad se habría distribuido entre los dos en las mismas proporciones que obtuvieron en las urnas. Esto resulta de la “ley de los grandes números”, que está en la base de la ciencia estadística.