El modelo educativo flexible denominado Escuela Integral, empezó a implementarse a partir del mes de agosto del año 2016 donde se actuó como observador participante en la ejecución del proyecto en la zona rural de Villagorgona, Valle del Cauca; el cual poco a poco se predecía como un factor que potencializaría las destrezas y habilidades de personas que ya veían inalcanzables sus sueños de ser bachilleres en aquel corregimiento.
Las historias de vida de los estudiantes que estaban para esas fechas en la jornada nocturna y pertenecientes a este modelo educativo eran desconcertantes donde era innato el deseo de superación, y en donde los obstáculos no eran un limitante para lograr la meta de ser bachilleres.
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Este modelo, basado en la dinámica de otorgar a los beneficiarios un módulo que facilita la tarea tanto del docente como del alumno en su escenario y donde su contenido temático los prepara para la vida.
Ejemplificando, en otros modelos educativos te enseñan teoría, pero en el caso de las Ciencias Exactas no te enfocan en la utilidad de realizar X o Y procedimiento matemático; todo esto es lo contrario de Escuela Integral, en el que el docente en lugar de enfocarse en la memorización te direcciona en el hecho de descubrir tu rumbo al finiquitar tu formación académica.
Ante la llegada de este modelo, hoy día es visible lo que fue la vida de los pioneros de Escuela Integral donde unos laboran en entidades financieras, otros en supermercados de cadena; en fin, cada uno saco provecho de su bachillerato y son personas útiles para la sociedad, un logro más no solo para los promotores de este modelo sino también un orgullo para los docentes que prestan su servicio de la mejor forma.
Por eso, ante este panorama se puede concluir que el Modelo Educativo Flexible Escuela Integral sí cumplió su meta y debe replicarse a razón de su impacto en lo social y lo educativo.
