Hace un par de meses, exactamente en el més de junio de este 2024, Rodolfo Hernandez, en medio de una audiencia virtual en su contra dentro del caso Vitalogic por el que la justicia lo estaba investigando por c, el ingeniero contó entre lágrimas, que padecía cáncer terminal.
Hacía dos meses el ingeniero Rodolfo Hernandez estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Internacional de Colombia, debido a complicaciones médicas por una operación de hígado. En este año a Rodolfo Hernández lo habían operado cinco veces.
A Rodolfo Hernández no le gustaba que le dijeran ni doctor ni don ni señor. Le gustaba que se refirieran a él como ingeniero. Siempre supo usar su poder para gastar poco y por el contrario ahorrar bastante. No tenía la necesidad de cargar plata en efectivo, porque era tan conocido, tan respetado y tan querido por muchos que todo se lo regalaban. En Santander y en su capital Bucaramanga era tratado como un rey. Hoy muchos lloran su partida. Un cáncer terminal de colon le quitó la vida este 2 de septiembre. Tenía 79 años.
Rodolfo Hernández nació en Piedecuestas, Santander. Se hizo ingeniero civil en la Universidad Nacional de Bogotá en 1970. Dos años después de graduado junto a dos amigos: Guillermo Gómez Serrano y Abelardo Serrano Otero fundó una constructora, con la que terminó quedándose como único dueño, después de la muerte de uno de sus socios y la enfermedad del otro: HG Constructores se convirtió en su mina de oro. El secreto fue hacer casas para estratos pobres y vendérselas a crédito.
Después de construir en su natal departamento, recorrió el país y vio oportunidad de construcción en Barranquilla, Villavicencio, donde su poder económico creció. Pero la caida de la compra de vivienda por aquellos años lo golpeó. Llegó un momento en su vida en que tenía alrededor de 1500 casas sin vender, con deudas de los bancos y sin capital.
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Para salvar su negocio se inventó una estrategia que llamó Plan 100, que le permitía a las familias de escasos recursos, sus mejores clientes , comprar las casas que él construía en cien cuotas mensuales, las cuales le pagaban directamente a él. Fue en ese momento en que sacó del juego a los bancos. Su constructora les financiaba directamente a los compradores. El interés que los clientes antes le pagaban al banco lo recibía Hernández y su constructora.
Comenzó a vender con esa estrategia y a los tres años pagó las cuotas iniciales y las cuotas mensuales de las 1.500 casas, pagó toda la deuda y se quedó con las hipotecas. Ese día se volvió rico.
Rodolfo Hernández murió siendo uno de los hombres más ricos de Santander. Su fortuna la tenía repartida 70% en tierras y el 30% restante en la próspera financiación que hace de las casas que construye y vende. él y su esposa, Socorro Oliveros, una diseñadora de interiores nacida en Bucaramanga, su principal heredera, quién luego de que a Hernández le picara el bichito de la política, fue quien se quedó manejando la riendas del hogar y de la constructora. Según el fallecido ingeniero, su esposa sabe muy bien dónde y qué tierra comprar para engordar o para construir. El negociar con lotes es otro de los negocios más rentables de la familia Hernández Oliveros.
Hernandez se dio el lujo de hacer una campaña política contra Gustavo Petro sin pedir préstamos. Tuvo el dinero suficiente para financiarla. Además también financió otras tantas aspiraciones políticas como en 2011, cuando apoyó y pagó la campaña ganadora del político liberal Luis Francisco Bohórquez a la alcaldía de Bucaramanga y en 2015, luego de distanciarse de Bohórquez, quien fue detenido por corrupto, financió su propia campaña a la misma alcaldía, que también ganó y que lo convirtió en político popular en Colombia debido a su polémica forma de gobernar y de comunicarse mediaticamente.