Resurgido de las cenizas, Eduardo Pulgar volvió a la política en 2014 después de que el entonces procurador Alejandro Ordóñez le revocara una inhabilidad por 18 años que le había impuesto Edgardo Maya en 2007 cuando se comprobó que en el año 2000 Pulgar, entonces concejal de Barranquilla, participó en un millonario fraude a las arcas de la ciudad que le valió unos $5.200 millones. A través de una acción de tutela, Eduardo Pulgar exigió el cobro de las prestaciones sociales, y sueldos de más de un centenar de personas que supuestamente laboraron en el Concejo y la Personería de Barranquilla. Sin embargo, esos cobros se dieron con base en nombramientos, insubsistencias y actas de posesión falsas.
Ordóñez le dio un giro a la muerte política de Pulgar argumentando que la Procuraduría había valorado erróneamente varias pruebas que favorecían a Pulgar y otros 9 funcionarios que también habían sido sancionados en 2007. Sin embargo, sobre la decisión de Ordóñez cayó un manto de dudas porque la entonces esposa de Pulgar, la exsenadora de la U Karime Mota y de quién heredó la curul, había votado por Ordóñez para reelegirlo procurador. La decisión fue interpretada como un intercambio de favores que revivió políticamente a Pulgar y le sirvió para llegar al Senado por primera vez en 2014, sacando más de 80.000 votos y convirtiéndolo en uno de los electores duros de la U en la Costa.
Durante las últimas elecciones regionales Eduardo Pulgar le apostó al caballo ganador en Soledad, el segundo municipio más importante del Atlántico que incluso tiene la fuerza electoral de poner su propio representante a la Cámara. Pulgar apadrinó a su cuñado, Rodolfo Ucrós, quien es hermano de su esposa, Ana Josefina Ucrós y logró derrotar a Fuad Char en su propio territorio. Con apenas cinco mil votos de diferencia entre Ucrós y William Torres, candidato de la casa Char, las elecciones en Soledad tronaron por el supuesto fraude electoral.
A puñetazos terminó una discusión entre Eduardo Pulgar y el exsecretario de Salud de Soledad, Luis Fernando Fábregas, quien fue declarado insubsistente por el alcalde Rodolfo Ucrós. La pelea habría comenzado por un supuesto contrato por cerca de $3.500 millones entre la secretaría y alguna empresa vinculada al senador Pulgar, un todopoderoso en la región atlántica. Sin embargo, el congresista aseguró que no conocía de ningún contrato y señaló que fue Fábregas el que inició la pelea, pues al edificio hizo ingresar seis escoltas para intimidarlo. Lo cierto es que aunque no existe un contrato de $3.500 millones, sí hay uno de $3.000 millones con un hospital de Soledad, que sería el de la manzana de la discordia.
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Fábregas le dejó las cosas claras a Pulgar en un comunicado en el que anunció que se defenderá de las denuncias en su contra. Con el abogado Jamie Lombana como su defensor de cabecera, aseguró que la justicia por fin conocerá “la verdad de fondo que motivó bochornosa actuación del poderoso senador Pulgar, a quien el país le conoce su trayectoria y manera de comportarse”.
Son pocas las opciones que hay: o Fábregas cuenta a quién se le iba a entregar el supuesto contrato de la discordia o cuenta el posible fraude electoral en Soledad, en el que podría verse involucrado. Mientras tanto, el municipio vecino de Barranquilla sufre el embate del COVID–19. Ya son más de 5.600 contagiados y 261 fallecidos, sin que la secretaría de Salud, de la que Fábregas fue responsable hasta hace tres días, tome las riendas del asunto.