A Emilio Tapia nunca le gustó el frio de La Picota. Por eso, en 2021 cuando regresó a esta cárcel en Bogotá donde estuvo preso siete años atrás acusado en 2014 por el Carrusel de la Contratación, un desfalcó que le costó al Distrito 1.100 millones de dólares, se empezó a mover para su pronto traslado a Barranquilla. Ahí tenía su mansión y estaría cerca de su familia y amigotes. Ahora estaba detenido por un nuevo escándalo de corrupción orquestado por él. Fueron $70 mil millones que debían ser destinados al internet de niños en la Colombia rural y terminaron en los bolsillos de Emilio Tapias y sus cómplices.
La primera movida antes de su captura en 2021 fue internarse en la Clínica La Misericordia en Barranquilla donde permaneció amparado en excusas médicas de enfermedad y depresión. Hasta que un juez actuó con firmeza y lo envió primero a La Picota y luego a la cárcel de máxima seguridad La Picaleña en Ibagué. Su esposa Natalia Morales fue su carta de salvación y gracias a una tutela interpuesta por ella en la que pedía su traslado para estar cerca de sus dos pequeños hijos, Emilio Tapia estuvo de regreso en Barranquilla para junio de 2022.
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Tapia nació en Sahagún, Córdoba. Hijo de Nilda Aldana, una profesora de escuela y de Emilio Tapia Moreno, un funcionario de la DIAN, que se pensionó sin manchas, una hoja de vida que le sirvió de puerta de entrada a su hijo a la misma institución en Bogotá en el año 2000. La DIAN fue la escuela de Emilio Tapia para moverse entre las cuentas del Estado, luego pasó al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) desde donde se asomó al Distrito y a los contratistas corruptos del Carrusel de la Contratación. Empezó a amasar una fortuna, se decía que lavaba dinero de políticos y sacaba su tajada de jugosos contratos como el de la Ruta del Sol III entre Busconea y Valledupar donde figuró como subcontratista.
Su carrera en ascenso acabó con su primer matrimonio con Astrid Sofía Hoyos, también de Sahagún y la mujer que lo conoció cuando era un muchacho común, parrandero, mal estudiante y que pesaba 120 kilos. Se casaron en 2007, tuvieron a su primera hija en 2010 en Estados Unidos, pero la infidelidad de Emilio Tapia con su amiga de rumba, Natalia Morales, llevó a que el matrimonio después de cuatro años y medio volara en mil pedazos. En 2011 Astrid Sofía Hoyos le solicitó a Emilio Tapia el divorcio. Lo demandó en más de una ocasión por incumplir con la manutención de su hija sin lograr conciliar para que aumentara su obligación.

En contraste, Emilio Tapia derrochaba y compraba sus primeros relojes Rolex que no dudó en portarlo en la primera audiencia de conciliación con Astrid Sofía Hoyos el 11 de octubre de 2011 mientras aseguraba no tener un peso. Cuando el abogado de su esposa lo cuestionó sobre el Reloj y el no querer pagar la suma que Astrid Sofía Hoyos le pedía para la manutención de su hija, el hábil Emilio Tapia aseguró que la joya 45.000 dólares era prestada.
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La condena de Emilio Tapia por el Carrusel de la Contratación en Bogotá
Por su participación en el Carrusel de la Contratación, Emilio Tapia fue condenado en total a 17 años de prisión, pero tras un acuerdo con la Fiscalía logró una rebaja de casi 10 años. Delató a buena parte de sus cómplices, como a los hermanos Moreno Rojas y a los Nule. Sus excesos en La Picota con vallenatos y trago fueron de público conocimiento.

Mantuvo su relación con su amante Natalia Morales quien se convirtió en su segunda esposa y tuvieron dos hijos. Ella estaba con él cuando le estalló su segundo gran escándalo de corrupción, el de Centros Poblados, pero su traslado a Barranquilla, posibilitado por ella, resultó fatal para el matrimonio.
Desde la cárcel inicia una nueva historia de amor
A finales de 2023, con permisos logrados por el Inpec del Atlántico, entabló una relación de amistad con la representante a la Cámara, Saray Robayo Bechara, ambos cordobeses y muy seguramente conocidos con anterioridad a pesar de la diferencia de la diferencia de edad, ella con 30 años y él con 48 años. En abril de 2024 la Procuraduría se percató de las ligerezas de Emilio Tapia en la cárcel y pidió investigar a los guardias; se reportaron misteriosas salidas en una camioneta blanca, que fueron denunciadas con material fotográfico probatorio.

Saray Robayo ya era una figura pública, primero por haber sido Reina de Belleza de Córdoba-igual que su prima Roxana Zuleta- y después por haber sido elegida, a los 27 años, representante a la Cámara por cuenta de los votos heredados de su primo, el actual gobernador del departamento, Erasmo Zuleta Bechara. Fueron 116 mil votos que sintieron el peso del apellido Bechara que completado con el poder de los Besaile, armaron una fórmula ganadora. Jhony Besaile al Senado y Saray Robayo a la Cámara, a la que se lanzó después de haber sido secretaria del Ministro del Interior, Daniel Palacios, un vallenato amigo de Iván Duque.
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Saray Robayo es hija de Ilse Moraima Bechara, quien fue dos veces rectora en la Universidad del Sinú, de la familia Bechara además de haber sido Comisionada de Televisión en el gobierno de Álvaro Uribe y luego aterrizó en el consulado de San Francisco en Estados Unidos.
Saray Robayo quien había empezado a sonar por su participación en algunos debates en la Comisión Tercera de la Cámara, fue titular de prensa y tema en redes sociales por su breve romance en diciembre de 2023 con el entonces Embajador en Caracas, Armando Benedetti, a quien se le estaba fracturando su matrimonio con Adelina Guerrero. (Armando Benedetti tendría romance con exreina y representante a la Cámara). La familia Bechara, dueña de la Universidad del Sinú, abrió las puertas de las reuniones familiares a Armando Benedetti, pero esto solo se constituyó en un simple amor decembrino.
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Una relación clandestina que terminó en embarazo
A pesar de la visibilidad de la representante Saray Robayo ella logró, en secreto, mantener su amistad transformada en relación amorosa con Emilio Tapia. Los rumores no se hicieron esperar, pero ella supo negarlos hasta que se hizo evidente su embarazo en agosto del año pasado al tiempo que empezó a lucir una cadena con la letra E, inicial de Emilio Tapia.

Nadie sabía con exactitud quien era su pareja hasta el pasado 7 de abril cuando dio a luz y en un mensaje en su cuenta de Instagram reveló su relación con Emilio Tapia.
Muy posiblemente haya sido precisamente Saray Robayo una figura clave en la decisión de Emilio Tapia de colaboración con la justicia tras aceptar su responsabilidad en el delito de Centros Poblados, frente al que, en el pasado, siempre negó su participación. La presión para empezar una nueva vida en familia, como lo advierte Saray Robayo en su mensaje, pudo pesar para que Tapia se convirtiera en testigo clave, dispuesto a ir hasta el fondo y devolver $2 mil millones, poco para el robo que hizo de $70 mil millones, a cambio de inmunidad total como es el acuerdo con la Fiscalía, si así se la concede un juez. Por el momento disfruta de su libertad condicional intentando convencer a la justicia de su decisión de no seguir delinquiendo como lo hizo en el pasado.
