Las familias campesinas han sido las víctimas por definición en el conflicto colombiano. El despojo de tierras, el desplazamiento, la lucha contra los cultivos de uso ilícito, el reclutamiento forzado, la estigmatización, todo esto sumado configura una gran deuda del país con el campesinado que debe ser restituida. Y la restitución empieza por el reconocimiento de su dignidad y de los aportes que le hacen a nuestra Nación.
Entre ellos están:
- Son la base de la seguridad alimentaria de la sociedad colombiana. Aunque teóricamente podría cubrirse con importaciones de alimentos, solo podría hacerse con los 5 ó 6 productos que dominan el mercado alimentario a nivel global. Pero la gran diversidad de la mesa de los hogares colombianos, en la cual hay granos, frutas, legumbres y verduras, proviene de la familia campesina.
- Los campesinos pueden garantizar la preservación de la paz en vastísimas zonas rurales de nuestro territorio, mediante la consolidación de las Juntas de Acción Comunal que actuar como un verdadero Estado en nuestras veredas rurales, proveyendo justicia, resolución de conflictos, gestión de servicios básicos y hasta proyectos productivos.
- Las organizaciones campesinas pueden actuar como protectores de los bosques y garantes de la conservación de la producción de agua en nuestras cordilleras. Las organizaciones campesinas empoderadas por el Estado pueden contener la entrada de potenciales depredadores y deforestadores del territorio, y garantizar la vigilancia del cumplimiento de las licencias ambientales de empresas extractoras que amenacen la biodiversidad.
Alimentos, agua, bosques, diversidad y paz, pueden ser las ganancias que obtengamos los colombianos si reconocemos la dignidad de las familias campesinas, y si les aceptamos sus propuestas de convertirse en garantes de la conservación de nuestras áreas rurales.
*Director del Programa de Desarrollo y Paz de Magdalena Centro, de la Redprodepaz
