Thomas Piketty se dio a conocer en 2014 con su libro El capital en el siglo XXI en el que llevó a grandes debates tanto en la academia como entre los políticos a nivel mundial. Algunos lo consideraron el rock star de la economía. Después del gran éxito del libro, publicó Capital e Ideología, un volumen de más de 1200 páginas de análisis históricos y estadísticos que lo llevaron a concluir que "la desigualdad no es económica ni tecnológica sino ideológica y política".
Su principal tema de investigación ha sido la desigualdad y pobreza crecientes de la sociedad actual a nivel mundial. Dos son los retos que enfrenta la sociedad: la desigualdad y el cambio climático. En consecuencia, plantea la necesidad de superar el capitalismo, en una nueva forma de "socialismo participativo y descentralizado, federal y democrático, ecológico, mestizo y feminista", alternativa que desarrolla en su último libro: ¡Viva el socialismo!
Que la desigualdad es esencialmente ideológica y política (no económica o tecnológica) se convierte nuevamente en su tesis principal. No basta con la igualdad educativa y un Estado social. Las relaciones de poder y dominación tienen que ser repensadas y eso requiere un mejor reparto del poder en las empresas como ocurre en Alemania y Suecia. También se requiere modificaciones en los sistemas tributarios que tienen que ver con las herencias, las rentas y patrimonios más elevados.
De esta manera "es perfectamente posible avanzar de manera gradual hacia un socialismo participativo cambiando el sistema jurídico, fiscal y social de un país determinado, sin esperar a la unanimidad del planeta".
La actual crisis epidémica, según Piketty, nos debe llevar a reflexionar sobre la necesidad de una dotación mínima sanitaria y educativa para todos, financiada con los recursos fiscales que se obtengan de los más prósperos del mundo.
Hablar en la actualidad de socialismo no es como el mismo Piketty anota, "un mal chiste". Debemos pensar en la superación democrática del capitalismo salvaje neoliberal imperante en los países desde los años setenta, sin resultados satisfactorios para el grueso de los habitantes del planeta.
En esta época preelectoral, invito a los aspirantes al primer cargo de la nación a estudiar los libros de Piketty, que muy superficialmente he reseñado, pero que pueden dar luces para alcanzar un mejor futuro para nuestro país.