¿Qué sería de un peleador si solo se limita a escuchar a su entrenador la forma en la que debe realizar los golpes y técnicas? Imaginémonos que existe un luchador de kickboxing así y en una pelea muy importante se presenta y está confiado porque conoce cómo se ejecutan los golpes por lo que le ha explicado su maestro. Creo que ya es claro el escenario, es un luchador que no está preparado físicamente para el combate y a la hora de enfrentarse a otro le irá muy mal. Esto es lo mismo que ocurre en el ejercicio del periodismo, no sirve de mucho conocer toda la base teórica sin un muy buen puñado de práctica.
Al momento en el que un joven esté terminando su carrera profesional en periodismo y comienza a obtener sus primeros empleos, vemos que la realidad lo golpea como lo haría un peleador que sí está preparado. Por eso es importante que la academia empiece a ejercitar a los estudiantes a saber llevar su profesión, pues, seguramente, como el peleador no estaremos preparados para recibir un puñetazo fuerte.
La idea de que a la academia le falta calle y a la calle le falta academia es de lo más poético y preciso que se ha escuchado. La calle es un escenario que funciona como un buen maestro de vida donde el ajetreo, la violencia, la inseguridad y la realidad, enseñan de una forma cruda, pero exacta. En ese orden de ideas, esos elementos y otros más son los responsables de configurar un carácter fuerte y sensible ante lo real.
¿Por qué es eso importante? Porque eso nos hace parte de dicho escenario en el cual podemos mezclarnos más fácilmente, en tanto, al saber cuáles son las necesidades de ese sector y al comprenderlo a él, podemos involucrarnos más en la emotividad de los acontecimientos. Que la calle sea ruda, pero educada, es un factor importantísimo para poder navegar dentro de los diferentes contextos con una mente abierta y más humana, no solo ir por deber.
Se necesitan personas más humanas en el ejercicio del periodismo, que no solo se limiten a hacer lo que les toca porque les toca. Se necesitan sujetos que estén enamorados de esta profesión, individuos con corazón que estén sensibilizados por la realidad, ya existe mucho periodismo de cuerpo inerte, mucha comunicación social pálida y sin signos vitales. Añadámosle un buen toque de calle, salgamos, practiquemos, interactuemos y vivamos, llevémosle ese toque de la calle a la academia para poder entrar al ring sin miedo.